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Opinión

Todo el mundo habla, pero no todo el mundo escucha

Foro Joven.

Cuantos problemas tenemos hoy en día por no saber y  no querer escuchar, sin duda el principal error en nuestra comunicación.

Se dice que tenemos dos oídos y una sola boca, para escuchar más y hablar menos, sin embargo, en su mayoría este no es el caso. Todos hablamos y ¿qué pasa con lo que decimos? Nadie escucha.

Ni al maestro en la clase, ni al padre dando un consejo, ni a la autoridad dando un comunicado, ni al joven tratando de contar sus problemas, ni a quien comparte sus sueños,  ni a quienes dicen la verdad o quienes piden ayuda a gritos, nadie  escucha a nadie.

Porque desde un principio se nos enseño como hablar, como pronunciar y repetir cada silaba y sonido, a expresar hasta por los codos, pero no a sentarnos y escuchar con respeto, atención y reflexión.

Desde un principio, nuestra voz al ser niños no era tan importante porque solo éramos eso… niños, infantiles, inmaduros, con un mundo de fantasía en la cabeza que al crecer y ser jóvenes, se hace un mundo de rebeldía, problemas e inexperiencia, que tampoco nadie quiere escuchar y finalmente cuando la fantasía se ha ido, cuando experiencia es lo que sobra y los años vividos han sido tantos, tampoco esa voz se escucha.

Y ahora sí, la ironía, cuando se trata de tu voz, tú tampoco escuchas. Lo que sientes, lo que piensas ni lo que quieres, así que tampoco lo comunicas bien.

Esto ha ocasionado, que no podamos entendernos, que en un mundo vivan millones de mundos distintos que difícilmente se entrelazan. No escuchar puede hacer que dejemos ir a alguien importante en nuestra vida y que perdamos oportunidades.

Vamos cada día mostrando nuestra desatención y  desinterés, incluso hacia nuestros seres queridos, dejándolos para después, y cuando les brindamos aparentemente un tiempo, estamos haciendo o pensando en algo más, escuchamos para contestarles más que para comprenderlos, en automático generamos un juicio y dejamos que nuestras emociones interfieran, provocando que abandonemos la escucha.

A menudo rezagamos a los niños y a los ancianos, dando menor valor a su voz, e incluso de lo que más se quejan los jóvenes hoy en día es de no ser escuchados y por ende la frase de “nadie me entiende”.

¿Cómo podemos entonces, entendernos de esta manera, en un mundo donde todos hablan y nadie escucha?

Hoy te propongo algo sencillo, observa a tu alrededor y abre cada uno de tus sentidos, al reunirte con tu familia, tus compañeros de escuela o de trabajo, deja el celular, los distractores y pregúntales por su día, por su vida y por lo que pasan.

Todos merecemos y necesitamos ser escuchados, nos hace sentir importantes, comprendidos y acompañados.

Sin importar la edad, somos un contenedor de emociones, sentimientos, situaciones y experiencias,  que muchas veces en la vida se juntan, provocando que estemos a punto de desbordar,  aunque es posible que la  solución esté en nosotros mismos,  sin duda sacarlo todo al ser escuchados ayuda a encontrarla.

Escuchar a los demás es un acto de amor, en el que se deja el egoísmo y el “yo” para después, es un acto de aprendizaje en el podemos conocer cada día más a las otras personas y al mundo que nos rodea, facilitando que lo entendamos.

Es dar un tiempo que ya no volverá a cambio de la sabiduría que cosechamos al escuchar y prestar atención a lo que hay detrás de cada silaba y sonido. Es dar un gran esfuerzo de ser generoso y no pensar en ti sino en los demás. Decía Amado Nervo: “Oír con paciencia, es a veces mayor caridad que dar”. Así que vamos, te invito a abrir bien ese par de oídos y empezar hoy a escuchar.

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