Icono Sección

Opinión

El futuro de los partidos

Fórmula Legislativa.

El contundente triunfo de Andrés Manuel López Obrador el pasado 1 de julio arrastró a todos los partidos hacia un nuevo escenario político, tanto en el plano nacional como en el de cada uno de los Estados, que obligará al nuevo partido mayoritario a trabajar en la consolidación de su estructura; al PRI, PAN y PRD a pensar y actuar muy seriamente en su refundación bajo una nueva visión, y al resto a emular al ave fénix para lograr su resurgimiento, una vez que asimilen la nueva realidad.

Morena, el partido más votado de la última elección, no puede creerse exento de la necesidad de reflexionar sobre su futuro, pues así como la rentabilidad política demostrada por López Obrador facilitó en gran medida el triunfo de gobernadores, senadores, diputados federales y locales, presidentes municipales y demás integrantes de los ayuntamientos, los errores del nuevo Presidente y los propios de cada servidor público electo pueden desgastarlos y volver tornar efímero el triunfo.

El reto para el hoy partido mayoritario es conservarse como tal, iniciando por no desaprovechar la oportunidad de construir una sólida estructura que le permita en el futuro inmediato, enfrentar el inevitable desgaste que produce el ejercicio del poder. La primera aduana que los legisladores ya en funciones y los servidores públicos electos de Morena deben cruzar, requiere que sus decisiones, iniciando con las del Presidente de la República, satisfagan a los 30 millones de mexicanos que sufragaron a su favor, quienes al haber sido cautivados por las promesas de campaña, serán los primeros en criticar todo aquello que no se ajuste a la expectativa creada.

Por eso también constituye un enorme reto conquistar la aprobación de los casi 60 millones de electores que no sufragaron por Morena y su candidato.

Entre quienes debe ser obligado el trabajo de refundación el PRI, con la carga de un poder menguado, no parece dar señales de cambio con los primeros movimientos de sustitución de dirigentes, pues la designación de Claudia Ruiz  Massieu, sobrina de Carlos Salinas de Gortari, como nueva presidente del CEN, al realizarse bajo el mismo esquema vertical ya desgastado es una inequívoca señal de que el grupo en el poder no está dispuesto a entregar a las bases la franquicia. La esperanza se centra entonces en los priistas de a pie, que ya empiezan a alzar la voz, pero que tendrán que demostrar con mucho trabajo de base que pueden disputarle la titularidad a los actuales y a otros actores que la sociedad ha rechazado, como es el caso del tristemente célebre exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruíz.

En el PAN, donde al viejo estilo tribal perredista varios grupos se disputan la dirigencia, están obligados a volver a lo fundamental, a la ideología de Manuel Gómez Morín, de Efraín González Luna, de Adolfo Christlieb Ibarrola y el resto de sus fundadores, adaptándola a las nuevas condiciones de la sociedad mexicana, si acaso desean que el partido se ubique de nuevo en un lugar protagónico de la política nacional.

El PRD tiene quizá la más difícil tarea de refundación, pues gran parte de las cabezas de movimientos internos migraron a Morena; y ahora quienes quedan deberán redefinir ideológicamente al partido y ofrecer un nuevo planteamiento a su militancia y a la sociedad, lo que implica también un riesgo de emigración a otras opciones partidistas, sin que puedan olvidar que la más atractiva será siempre la que ejerce el poder. 

PT y Movimiento Ciudadano no tendrán gran problema para seguir como utilities del poder o de otros partidos, según dicte la conveniencia personal de sus dirigentes, pues pese a las posiciones legislativas y de gobierno alcanzadas gracias a las coaliciones en las que participaron, no tienen la  carga de redefinir su ideología, ni el trabajo de conquistar la preferencia ciudadana, pues no han tenido nunca ni una ni la otra.

Al igual que los dos anteriores, el Partido Verde tampoco se verá obligado a realizar esfuerzo alguno de reflexión, pues fiel a su naturaleza, su actual propietario Jorge Emilio González Torres ratificó que el PVEM está muy lejos del interés ciudadano, por lo que “volverá a ser un partido independiente que ya no tiene la necesidad de apoyar al PRI”, cínica declaración de lo que ya todos sabíamos. Solo le faltó decir que muerto el rey, viva el rey, pues aseveró que su bancada colaborará con el gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador, lo que pone en evidencia su desinterés para convertirse en una oposición responsable, que busque los equilibrios en el ejercicio del poder.  

Quienes ya empezaron a movilizarse con mucha fe y con miras a su reorganización, son aquellos militantes y fundadores de Encuentro Social que fueron prácticamente purgados por el actual dirigente Hugo Eric Flores Cervantes. Ya están trabajando en varias entidades del país para integrar una agrupación política que poco a poco avance hacia la recuperación del registro como partido.

La única pregunta aun sin respuesta es: qué será del PANAL ahora que la abeja reina fue liberada, aunque no hay que olvidar que la Constitución prohíbe la intervención de organizaciones gremiales y cualquier forma de afiliación corporativa, lo que de hacerse efectivo impediría el regreso de ese partido y del PES.

Los ciudadanos tenemos aún mucho que ver y más por hacer.