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Opinión

¿Cómo saber si estoy desperdiciando mi vida?

Foro Joven.

Quizás este sea el día y el mejor momento, para cuestionarte si lo que has hecho de tu vida es desperdiciar o aprovechar.

Es probable que tras cometer errores no nos guste mirar atrás y recordarlos, que sea preferible que al pensar en nuestro pasado se nos vengan a la mente las reuniones familiares, los juegos de la infancia o aquel día que salimos de viaje, pero hay que estudiar la historia para no repetirla y, para ello, lo mejor es empezar por la nuestra.

¿Quieres saber cómo se desperdicia gran parte de tu vida?

1. Das mucho de tu tiempo a cosas que no te aportan nada.

¿Cuántas horas pasas en redes sociales? ¿Cuántos videos terminaste viendo por sólo uno que te llamo la atención? ¿Cuánto tiempo te desconectas de quienes te rodean para estar en línea en tu celular?

¿Cuántas horas te quedas dormido, mientras se te va la mañana o la tarde por no dormir de noche?

Solemos malgastar, especialmente el tiempo, en cosas que no nos hacen mejor, en lugar de usarlo para crecer, avanzar o disfrutar lo que es el contacto con la vida real.

2. Te quejas por todo. El clima, frio o cálido, la comida, la compañía, la soledad, tener pendientes que realizar, no tener nada que hacer, tu cuerpo, que nadie te entienda, que dejan muchas tareas, que es difícil el trabajo.

Se nos olvida que las cosas no son ni tienen porque ser perfectas, que muchas cosas en la vida son difíciles y que es mejor algo que nada. Al quejarnos dejamos de disfrutar, y no miramos las buenas cosas que rodean aquello que señalamos como malo.

3. No alimentas tu mente. Se trata de estar en constante aprendizaje y desarrollo, buscando siempre el crecimiento y todo aquello que nos permita avanzar.

Sin embargo, muchas veces preferimos hacer cosas vanas, que aquello que aporta algo valioso a nuestra vida, tan sólo compara la cantidad de películas y series que has visto con los libros que has leído.

¿Es grande la diferencia?

4. Te da igual lo que haces. Si no te interesa lo que estudias, te da la misma entregar un trabajo bien hecho, regular o mal, si sólo esperas a que lleguen los fines de semana y nada te motiva e ilusiona a hacer algo, es un indicador de que algo anda mal.

Sólo estarás pensando en que se acabe, viviendo con apatía y desanimo, sin ganas.

5. No tener planes ni pasiones. No tener metas, ni sueños por los cuales luchar, ni la ilusión de hacer algo o las ganas de aprender cosas nuevas, nos llevan a tener que vivir solo porque estamos en este mundo, tal cual lo haría un vegetal, y no por un propósito o sentido que nos guie. Aún peor que esto, está el no tener pasión, vivir sin algo que nos motive para saltar de la cama por las mañanas al primer sonido del despertador, dándole un sentido a lo que hacemos. Vivir sin pasión, es una buena manera de apagar tu vida y acallar tu existencia.

6. Vives en tú zona de confort. Decidir quedarte siempre donde mismo y tener miedo de arriesgarte para cambiar cosas en tu vida; es lo que nos hace odiar la rutina. Envejeciendo, sin saber cuál hubiese sido tu historia de haber intentado aquello que siempre quisiste hacer. Muchas veces por quedarnos en la zona de confort, nos condenamos a vivir una vida que no queremos, infelices y arrepentidos.

Entonces… ¿Cuántas horas, momentos y oportunidades, haz desperdiciado haciendo lo anterior?

La vida no para, no espera, ni a ti, ni a mí, así que no dejemos que se nos escape la vida por desperdiciarla en cosas que no valen ni la pena. La forma en que podemos aprovechar realmente la vida, no es un secreto, es darle un significado y un sentido, vivirla.

Tienes que darle un contenido, que no sean los videos de Facebook, el chat del grupo, los memes del día, una cerveza o cigarro más, un trabajo mal hecho y un día más en la cama, dale un contenido verdadero, llénala de sueños, metas, pasión, aprendizaje, amor, felicidad y plenitud.

Dejemos de ver la vida como algo tan superficial, sintiendo que la tenemos solo porque si y que somos algo más en la inmensidad del universo, como si por ello tuviéramos derecho a hacer cualquier cosa de nuestra existencia.

Porque finalmente, no solo se trata de vivir, hay que saber para que se vive.