México
Atole de arándano, una opción reconfortante para la temporada de frío
Aunque el atole clásico de vainilla, chocolate o fresa sigue siendo el favorito en muchas regiones, nuevas variantes comienzan a ganar popularidad al incorporar ingredientes distintos sin perder su esencia.

Durante la temporada de frío, el atole vuelve a ocupar un lugar especial en las mesas mexicanas como una de las bebidas más reconfortantes y representativas de la cocina tradicional.
Aunque el atole clásico de vainilla, chocolate o fresa sigue siendo el favorito en muchas regiones, nuevas variantes comienzan a ganar popularidad al incorporar ingredientes distintos sin perder su esencia.
Una de ellas es el atole de arándano, una preparación que combina la textura espesa y cálida del atole tradicional con el sabor ligeramente ácido y aromático de esta fruta.
Su atractivo color y su perfil de sabor equilibrado lo convierten en una opción ideal para quienes buscan innovar en casa, especialmente durante las mañanas frías o las noches decembrinas.
Además de su sabor, el arándano aporta beneficios nutricionales importantes, ya que es rico en antioxidantes, vitaminas y fibra. Esto convierte a esta bebida en algo más que un antojo: es una forma sencilla de integrar fruta a la dieta diaria sin dejar de lado las tradiciones culinarias.
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Ingredientes
- 1 litro de leche (puede ser entera o vegetal)
- 1 taza de agua
- ½ taza de arándanos frescos o deshidratados
- ⅓ de taza de fécula de maíz o masa de maíz disuelta
- ½ taza de azúcar o piloncillo rallado (al gusto)
- 1 raja de canela
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
- Una pizca de sal
Preparación
- Para comenzar, si se utilizan arándanos deshidratados, es recomendable hidratarlos previamente en agua caliente durante unos 10 minutos. En caso de usar arándanos frescos, basta con lavarlos y escurrirlos bien.
La preparación es accesible y no requiere ingredientes difíciles de conseguir. Se elabora con leche que puede ser de origen animal o vegetal, arándanos frescos o deshidratados, fécula de maíz o masa, canela y azúcar o piloncillo, logrando una mezcla cremosa que se cocina lentamente hasta alcanzar la consistencia deseada.
Dependiendo del gusto, los arándanos pueden licuarse para una textura más uniforme o dejarse enteros para una versión más rústica.

Servido caliente, preferentemente en jarros de barro, el atole de arándano se acompaña bien con pan dulce, galletas o tamales. Su sabor dulce con notas ácidas lo distingue de otras variedades y lo posiciona como una alternativa moderna que respeta las raíces de una de las bebidas más emblemáticas de México.
Con propuestas como esta, el atole demuestra que sigue siendo una tradición viva, capaz de adaptarse a nuevos sabores y generaciones sin perder su identidad.











