Cansado de estar cansado

Es peligroso no saber escuchar lo que nuestro cuerpo dice y delata, porque suele llegar un momento en que la mente no da para más, ese cansancio que se siente incluso después de dormir, cuando al mirar el reloj, apenas son las 10:00; ese estado al que todos llegamos en el que estamos cansado de estar cansados.

A veces, los problemas se juntan uno tras otro, creando una situación de gran tensión o bien, nosotros mismos tendemos a crearnos preocupaciones innecesarias que nos acaban agotando. Y es que cuando nos sentimos así, siguen sonando dos voces en nuestra mente, mientras una grita “¡Deberías estar haciendo algo! ¡No pares, que hay mucho por hacer!” la otra responde “Pero es que ya no puedo dar más, estoy cansado, harto”.

Y quizás ya te hayas dado cuenta que no basta con tomar un día de la semana, recostarte 30 minutos ni desconectarte por unas horas, porque todo esto resulta como querer arreglar una fractura con cinta adhesiva. 

El cansancio mental va más allá del físico y necesita algo más que un simple pestañeo para irse, a veces lo provocamos con nuestra adicción a sobre pensar las cosas y la mayoría de las veces vamos dejando que los problemas lleguen hasta lo profundo, reflejándose en estrés, ansiedad y debilidad latentes; irónicamente, por más que le damos tres vueltas al asunto, sólo estamos alejándonos de la solución.

Muchos en una habitación en silencio se sienten abrumados por el ruido de sus cabezas, cierran los ojos cada noche, pero siguen viendo imágenes, de lo que fue, lo que pudo ser y lo puede pasar; eso nos intoxica, porque de día somos incapaces de concentrarnos y de noche, somos incapaces de dormir.

Cuando no hacemos nada por romper este círculo nos hacemos personas emocionalmente indispuestas: para sacar adelante la jornada, para solucionar nuestras situaciones e incluso para sostener una conversación con alguien más, afectando nuestras relaciones personales; encima el cuerpo también se enferma, por tanto, descuido, presión y poco descanso.

Escucha tu cuerpo y tranquiliza tu mente, podemos encontrar muchas respuestas en nosotros mismos si dejamos de sobre pensar y mejor, priorizamos nuestras preocupaciones y pendientes, a veces nos abruma más ver la lista que cumplirla.

Es verdad que en ocasiones todo se acumula, pero no tienes que ser solo tú contra el mundo, es de humanos y humildes, pedir ayuda y delegar, de vez en cuando o incluso acudir a ayuda psicológica cuando la situación nos rebasa y no vemos claro.  

No necesitas caer rendido, dormir cansado o esperar a estar agotado para dedicarte tiempo y tomar un descanso; recuerda que los viajes largos, necesitan paradas, aunque los pasajeros con prisa, necesiten llegar.