Opinión
La ignorancia
Foro Joven.
06/10/2018
Siempre he tenido esta costumbre o afán de cuestionarme todo cuanto vivo, veo, siento y soy.
Muchas preguntas aún continúan sin respuesta y otras más se han respondido fascinantemente, no desde un concepto, sino de una experiencia.
Esto me ha llevado a cuestionar lo que hay en las mentes humanas, sólo para darme cuenta que la ignorancia forma parte de nosotros.
La ignorancia es la falta del saber y/o del conocimiento. Es hoy una realidad social marcada y forma parte ya de nuestra identidad cultural, pues todos, en alguna medida, somos ignorantes.
Ignoramos tantas cosas y no me refiero sólo a conocimientos de ciencia, sino a la vida misma, el Universo y nuestra propia mente humana.
No hemos aprendido nada si para superarnos y ascender debemos pasar por encima de otros; si para hacer la paz usamos armas, haciendo la guerra; si seguimos con la ley de “Sobrevive el más fuerte”, entonces no hemos aprendido nada.
Lamentablemente, la ignorancia pasa hoy en día como un problema banal e insignificante, incluso se dice que ignorancia es felicidad, ya que entre menos sé, tengo menos cosas de las cuales ocuparme o preocuparme.
Preferimos no saber para evitar responsabilidades, cuestionamientos y para evitar pensar, nos molesta tener la mente llena de cosas, pero... ¿Para qué la queremos vacía?
Ese es nuestro problema: perder el tiempo y no saber, no es una molestia alguna para nosotros, mientras que pensar, es algo cansado que buscamos evitar constantemente; queremos lo fácil, lo accesible y lo más rápido, asumiendo que una vida en ignorancia es una vida sin complicaciones.
Pero sucede realmente lo contrario, no digo que el conocimiento nos dará absolutamente todas las respuestas y resolverá todos nuestros problemas, pero sí creo que es la ignorancia la que nos mete en tantos conflictos y nos lleva a situaciones complicadas, a vivir sin entender, sin saber lo que realmente pasa, ignorando de lo que la vida trata y haciendo que se pierda el verdadero sentido y esencia de nuestra existencia.
Y es aún peor cuando ignoramos que somos ignorantes, es entonces que nos sumergimos en nuestra propia arrogancia y pasamos a ser uno más del montón.
Mencioné antes que todos en alguna medida somos ignorantes, pero depende de nosotros hacer que esa medida se reduzca al mínimo; depende de nosotros evitar caer en la pereza mental de la cual nos estamos volviendo presos a voluntad.
Lo peor después de todo no es ser ignorantes o tener pocos conocimientos, sino rehusarse a adquirirlos y no hacer uso de ellos.









