Icono Sección

Opinión

Voto útil, ¿para quién?

Fórmula Legislativa.

Justo un mes después de iniciada la campaña presidencial, Ricardo Anaya llamó a los electores que aún no definen su voto y a los que se inclinan por otras opciones, particularmente por José Antonio Meade y los candidatos independientes, a ejercer el voto útil para evitar que el candidato de Morena llegue al poder.

No es la primera vez que en México se hace un llamado de esa naturaleza. En el año 2000, Vicente Fox, que si bien no era puntero en las encuestas si representaba la esperanza de sacar al PRI de Los Pinos, invitaba a los partidarios de los demás candidatos a que sufragaran por él. Curiosamente, el impulsor del voto útil en aquella ocasión fue el actual coordinador de campaña de Anaya, Jorge Castañeda. Entonces la exigencia funcionó y Fox se convirtió en el primer Presidente de la República que no surgió de las filas del PRI, después de la consolidación revolucionaria.

El voto útil es una estrategia de quien se ubica en el segundo lugar de las preferencias electorales para lograr invertir las posiciones y alzarse con el triunfo. En esta situación no puede afirmarse que los votos obtenidos por esta vía sean a favor del candidato de la segunda posición, sino en contra del ubicado en el primer puesto, a quien obviamente esos votos no le son útiles.

Es una alternativa de los electores que advierten que el candidato seleccionado como primera opción no tiene posibilidad de triunfo, para tratar de evitar que resulte vencedor el candidato que considera más alejado de sus aspiraciones e intereses. En el fondo, con el voto útil el elector no aspira a colaborar en la selección de un gobierno que se ajuste a su visión de país, del estado o del Municipio; se trata de una decisión racional orientada en sentido negativo, es decir “quién no”.

Muy semejante es la actitud de respuesta al hartazgo que asume actualmente un amplio sector de nuestra sociedad, que se ha convertido en un movimiento antisistema y que se traduce en el aforismo “el que sea, pero éste no”, en el que no existe un análisis profundo de las necesidades públicas, sino de nuevo la esperanza de que cualquier otro gobernará mejor que el actual.

El llamado de Ricardo Anaya a ejercer el voto útil retoma actualidad a partir de la renuncia de Margarita Zavala a continuar su campaña por la presidencia, pues de inmediato los candidatos del segundo y tercer lugar se plantean la conquista de los votantes que le apoyaban, y todos nos preguntamos hacia dónde se irán esos casi dos millones y medio de votos que potencialmente representaba su cuatro por ciento de las preferencias.

Sin embargo, la excandidata Zavala dejó libres a sus partidarios para que decidan a quien favorecerán con su voto, lo cual era innecesario pues siempre han tenido esa libertad, porque ningún candidato tiene derecho de propiedad sobre el votante, por mucho que éste se declare su partidario, como tampoco tiene candidato alguno la posibilidad legal de orientar a sus seguidores hacia uno u otro de los bandos que continúan en la contienda.

No obstante, políticamente si resulta necesaria la orientación de la candidata renunciante, en primer término porque aparecerá en las boletas electorales cuya impresión estaba avanzada en el momento de su defección, y de no rediseñarse e imprimirse nuevas boletas, Margarita aparecerá en ellas y se generará confusión en los electores, con la consecuencia ya declarada por el Presidente del INE, de que aquellos que crucen el recuadro en el que ella aparecerá estarán anulando su voto.

En otro aspecto, los potenciales beneficiarios de una eventual orientación de Margarita Zavala a sus seguidores –Anaya y Meade-, deberán preguntarse si el voto útil de ese par de millones de electores les servirá para remontar al puntero en las encuestas.

Si hemos de dar crédito a esos desacreditados estudios demoscópicos, el cuatro por ciento de preferencia que en promedio le asignaban a Margarita no resultaría suficiente para modificar las posiciones actuales, ya que las diferencias que resultan de dichos estudios de opinión realizados por Consulta Mitofsky, Oráculos, Bloomberg, El Financiero, así como CC News-LSR-Enkoll-La Silla Rota, son también en promedio, todas superiores a dicho porcentaje.

Entre el primero y el segundo lugar hay una distancia de 14.8, y entre el segundo y el tercer lugar es de 6.7, lo que vuelve irrelevante el voto útil si éste se reduce a la adición de las preferencias de Margarita, aún en el muy improbable caso de que todos los partidarios de Zavala se inclinaran hacia un solo candidato.

No debe perderse de vista que las encuestas antes mencionadas revelan que un 32.7 por ciento de los consultados no definió el sentido de su potencial sufragio, de lo que puede concluirse que la lucha por el voto útil debe centrarse en el sector de los calificados como indecisos.

En tales condiciones, la única posibilidad de que se negocie un voto útil para evitar el triunfo de Morena, es la unión de Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez (El Bronco), quienes hipotéticamente alcanzarían el 51.6% de los votos declarados y se ubicarían en la línea del triunfo. Aun así, no podría afirmarse que a cuarenta días de la jornada electoral, la elección esté definida, ya que seguirá rondando la sombra de los indecisos.

Esa posibilidad es a nuestro juicio, de muy de improbable realización, no solo por el peso de los rencores de los candidatos involucrados, que dificultaría la decisión de quien continúa en la contienda; y por otra parte, porque está en juego la supervivencia misma de los partidos en ambas coaliciones.

PRI, PAN y sus respectivos aliados necesitan más que nunca los votos de sus militantes y simpatizantes, de ese voto que se conserva fiel, para obtener los recursos que les serán indispensables en la conservación de su existencia, pues si Morena se alza con el triunfo en la Presidencia, estos partidos solo quedarán asidos del Poder a través de sus representaciones legislativas; y ambos elementos –dinero y representación- son indispensables para mantener su cohesión interna, en las condiciones más adversas de su historia.

Los hoy enclenques PRD, MC, PVEM y PNA corren el riesgo de convertirse en especies políticas en extinción, ya que no serán necesarios en el nuevo sistema, en el que los aún más enclenques PT y PES contarán con un mínimo apoyo del poder,  para desempeñarse como sus entes legitimadores.

En tal situación, el voto útil no parece ser por ahora la solución, y la única opción que podría haberlo hecho obligatorio no fue oportunamente insertada en el sistema jurídico. Me refiero al ballotage o segunda vuelta electoral, que permite al ciudadano votar en un primer momento por el partido o candidato de su preferencia, sin temor a que gane una opción que de entrada no desea, pues le queda una segunda oportunidad para optar por la alternativa más cercana a su ideología e intereses.


MÁS DE Jacinto Pérez Gerardo