12/11/2025 02:49:00 p. m.
La pelota del Pacífico volvió a prenderse en llamas. No hubo parque donde el silencio reinara: los bates sonaron, las pizarras cambiaron de ánimo y la tensión se coló incluso en los extrainnings.
Fue una jornada que dejó claro quién llega embalado, quién se aferra al standing y quién encontró un respiro necesario en esta recta final de la segunda vuelta. Desde Jalisco hasta Mexicali, la noche fue un carrusel de emociones.
En la capital sinaloense, los Tomateros siguieron marcando territorio con una ofensiva despiadada que les aseguró su tercera serie consecutiva. Orlando y JP Martínez pusieron la bola en órbita y la tropa guinda volvió a mandar mensaje: están para cosas grandes.
En Zapopan, Obregón se negó a morir y firmó una remontada que levantó a más de uno de su asiento. Un rally de cuatro en la novena, coronado por el cañonazo de Tito Valenzuela, silenció el estadio y empató la serie ante unos Charros que se quedaron a un strike de respirar tranquilos.
En Guasave, Hermosillo no dudó ni un segundo en imponer condiciones. Desde la primera entrada encendieron la maquinaria y con ataques constantes dejaron sin respuestas a unos Algodoneros que navegan contra la corriente en el standing. Los Naranjeros, en cambio, lucen cada vez más afilados.
En Nayarit, el conjunto de Nayarit rompió su mala racha a base de coraje, batazos y oportunismo. En un duelo de toma y daca, los Jaguares encontraron en la quinta y sexta entradas la ruta para posar nuevamente en el lado ganador, con un Valenzuela oportuno y un Rhinesmith decisivo.
Y en el Nido de los Águilas, Mazatlán aguantó la presión en la décima para definir con un imparable oportuno de Miguel Guzmán. Los Venados igualaron la serie con un triunfo de esos que pesan, de esos que empiezan a forjar carácter rumbo al cierre de calendario.
La jornada dejó claro que cada entrada cuenta, que ningún marcador está escrito y que el invierno está entrando a su zona más caliente. Tomateros, Naranjeros y crecen; Yaquis, Águilas y Jaguares respiran; Venados, Tucson y Algodoneros sienten el peso del calendario.
Lo que viene no será para débiles: la LMP exige nervios de acero, maderos listos... y corazón para aguantar lo que falta, porque lo mejor está por venir.