Sinaloa | 04/18/2025 12:14:00 p. m. | Ernesto Torres
En medio del calor de abril y el olor dulce que se esparce por todo el pueblo, la molienda de la familia Álvarez se ha convertido en uno de los lugares más visitados durante la Semana Santa.
Ahí, en la comunidad de Chinobampo, esta familia abre con gusto las puertas de su molienda tradicional para que turistas conozcan cómo se elaboran, desde hace generaciones, los dulces típicos de caña como la melcocha, los alfeñiques, ponteduros, pepitorias, norote, piloncillo y muchos otros.
La molienda está en plena actividad desde el pasado 3 de abril y estará abierta hasta el día 20 del mismo mes, siempre y cuando haya suficiente caña disponible, ya que este año la sequía afectó la producción.
Don Ismael Álvarez Ruelas, es quien encabeza junto con su familia esta tradición que se mantiene viva por tres generaciones, pero este ha sido difícil por la sequía.
Sin embargo, a pesar de los retos, la familia Álvarez no pierde el ánimo y continúan recibiendo a cientos de personas que llegan todos los días, principalmente en fines de semana y en los días más fuertes del periodo vacacional.
La molienda se encuentra en la granja agrícola Santa Eugenia, justo a la entrada del pueblo de Chinobampo, a unos 30 kilómetros del Pueblo Mágico de El Fuerte.
Este sitio, no solo ofrece una probadita del pasado con sus dulces artesanales, sino también un ambiente familiar, lleno de historias y de cariño, ya que, para muchos visitantes, ir a la molienda es una tradición que se hereda de generación en generación.
Ver cómo se transforma el jugo de caña en dulces es un espectáculo que vale la pena presenciar. El proceso es completamente artesanal: el jugo hierve en grandes pailas calientes y luego se trabaja a mano hasta formar el caramelo que, con mucha fuerza y técnica, se estira hasta lograr las clásicas figuras de melcocha.
La molienda de la familia Álvarez es mucho más que un lugar donde se hacen dulces. Es un espacio para convivir, aprender y disfrutar de una tradición que forma parte de la identidad del norte de Sinaloa.
Y lo mejor, es que sigue viva gracias al esfuerzo y al cariño de una familia que, año con año, comparte con todo su sabor más especial.