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Opinión

Voto razonado vs Voto emocionado

Neuropolítica.

03/19/2018

El Índice de Desarrollo Humano es un indicador creado por la Organización de las Naciones Unidas. Su objetivo: determinar el nivel de desarrollo de un país. Este índice evalúa las variables de educación, salud e ingresos personales, y con esto se determina la calidad de vida de las personas en cada país.

Educación, salud e ingresos, tienen que ver con las facilidades que otorga un gobierno a sus gobernados. Los gobiernos democráticos o los gobernantes electos por la vía del voto ciudadano son el resultado del imaginario social y su voluntad, son producto de la suma matemática de las razones o las emociones.

Las razones y las emociones compiten en el pensamiento individual, para luego tratar de imponerse en la colectividad.

La cognición requiere dejar a un lado sentimentalismos, afectos de grupos, religiones, partidos, ideologías o intereses personales, y extender la sábana de la razón para ver las manchas en las ofertas propuestas por cada candidato, o la brillantez y viabilidad de las mismas.

Si se decide con la razón, el Índice de Desarrollo Humano de cualquier país mejora, las personas tienen acceso a una educación de calidad. Con un índice de eficiencia terminal satisfactorio, por lo menos para un nivel de licenciatura como mínimo, los servicios de salud privilegian la promoción de la salud, la protección específica y el autocuidado, y el ingreso percápita permite una estilo de vida saludable en todos los sentidos.

Si se decide con la emoción, será más de lo mismo, llamaradas de petate, fuegos de artificio, promesas fáciles, bolsas y carteras de ciudadanos vacías, deudas impagables, esfuerzos estériles, discursos motivantes, expresiones artísticas más que políticas, histrionismo que ya lo quisiera Guillermo Del Toro para una de sus películas.

La emoción favorece las trivialidades, reduce la conciencia y tiene efecto hipnótico, que hunde a la persona en un estado de idiotez.

Las cinco mejores economías del mundo, China, Estados Unidos, India, Japón y Alemania, nunca han tenido políticos mesiánicos.

Las personas más ricas y más saludables del mundo se caracterizan por tener un pensamiento mesurado y razonado.


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