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Opinión

Virtudes que debe reunir el próximo Presidente de la República

Luces y Sombras.

Enumero virtudes que, en mi opinión, son requisitos para ser un muy buen presidente de la República. Sé muy bien que no es fácil encontrar dos o más que reúnan estos atributos pero, de lo que hay en la competencia, como se

dice por allí, “con todo respeto”, el único que los posee, por completo, es el Doctor José Antonio Meade, y a las pruebas me remito. Veamos:

Inteligencia, talento, madurez, seriedad, vocación de servicio, determinación, apertura, buen criterio, responsabilidad, formación cultural, conocimientos, ética, integridad, principios, valores morales, prudencia, firmeza, verticalidad, prestancia, preparación, capacidad, honradez, honestidad, experiencia, buena trayectoria, honorabilidad, rectitud, austeridad, dignidad, energía, tolerancia, visión de largo aliento y alcance, estabilidad emocional, ecuanimidad, versatilidad, mesura, serenidad, humildad, liderazgo, cordialidad, simpatía, amabilidad, bondad, respetabilidad, generosidad, buenas maneras, espíritus de comprensión, inclusión, conciliación, pluralismo y justicia, prestigio, excelente fama pública, sencillez, sensibilidad, habilidad, espíritus de superación, progreso y grandeza, valentía, espíritus de innovación, creatividad y modernidad, dimensión de estadista y patriotismo.

Basta evaluar la historia de los aspirantes presidenciales, los desempeños, la trayectoria, la conducta y las actitudes de ellos ante la vida, la familia y la gente en general.

Debemos pensar muy bien y actuar con sabiduría, razonar, reflexionar y valorar a quienes buscan nuestros votos.

Sin ofender a persona alguna y sin restarle méritos a los contendientes actuales, es del conocimiento público que el candidato mejor formado, el más capacitado, el de mejores sentimientos y desempeños profesionales, el de trayectoria y conducta transparente e intachable, y el de indiscutible, acrisolada y probada honradez y honestidad es el Doctor en Economía José Antonio Meade, quien gracias a sus esfuerzos y al contacto y convencimiento que ha logrado con la sociedad en general, ya se encuentra en el segundo lugar de las preferencias electorales, según indican los

resultados de la mayoría de los sondeos de opinión; habiendo dejado en el tercer lugar a Ricardo Anaya, quien, penosamente, se encuentra en una difícil y lamentable situación existencial de incomodidad, a la luz de las acusaciones que pesan en su contra y por su beligerancia, y él ciertamente va en caída libre en las tendencias.

Yo no le deseo mal ni a Anaya y a ningún otro candidato.

Meade ha ido de menos a más, y con la ayuda del voto útil, razonado, oculto y secreto, y esperamos que con el de los indecisos, va en camino de alcanzar y de rebasar a Andrés Manuel López Obrador, quien según todas las casas encuestadoras está en primer lugar.

Aunque bien sabemos que la más certera de las encuestas es la que se llevará a cabo al finalizar la jornada del 1 de julio próximo, con el conteo de los votos.

En el argot de las carreras de caballos existe una expresión popular que dice: “caballo que alcanza, gana”; y haciendo eco de esa metáfora, este es el caso del candidato de la Coalición Todos por Mexico. (PRI, PVEM y Nueva Alianza) José Antonio Meade.

Soy cristiano y soy político, y mi principal vocación ha sido servir a la gente, con la mejor intención y con buena fe.

En lo íntimo y en lo espiritual creo en un Dios todopoderoso, que hace milagros en todos los campos del quehacer humano incluida la política, -me consta y tengo infinidad de pruebas de ello, empezando con mi vida misma-.

En lo político soy laicista, juarista y reyesheroleano, y me opongo a la intromisión de las iglesias en el ejercicio del poder público; como también me opongo a la intervención del Estado en los planos espirituales y religiosos.

Por todo lo anterior apelo a los valores morales y al raciocinio político que se requieren para elegir y para ser un buen gobernante, un buen líder y un presidente de la República con nivel de excelencia.

Nos encontramos en el umbral de tomar la decisión fundamental que implica ir hacia adelante o ir hacia atrás como país. Estamos a menos de dos semanas de decidir el futuro y el destino de nuestra gran nación, y no es justo ser irresponsables, simplistas, ligeros o frívolos al votar, y menos aún hacerlo de manera visceral. Debemos ser muy serios y muy responsables al votar, pues hacerlo significa seguir avanzando en el proceso de engrandecimiento de nuestro país, de nuestra economía, sociedad, política y democracia; no hacerlo será dar un salto hacia atrás y perder lo logrado, que es mucho.

Las alternativas son claras: Votar por José Antonio Meade y por los candidatos de la Coalición que él encabeza es votar a favor del progreso y de la evolución de las y los mexicanos; y en sentido contrario votar por AMLO y por los candidatos de Juntos haremos historia, es hacerlo en favor del retroceso y de la involución. 

Estamos a tiempo de hacerlo bien, congruentes con el devenir histórico.