¿Te gusta lo que ves frente al espejo?

Sin temor a equivocarme, puedo decir que todos en algún momento nos hemos sentido mal con nosotros mismos, de vernos al espejo y no gustarnos, de sentirnos incapaces para realizar muchas cosas, donde nos encontramos más defectos que virtudes.

En un salón de clases, por ejemplo, he escuchado decir "es que tú sí eres bueno para eso", "yo soy muy burro", "no se me da nada", "nunca podría".

En las parejas, sigo viendo tantas mujeres que por el miedo de ser dejadas, permiten y soportan todo tipo de situaciones desagradables en su relación: celos, apodos despectivos, chantajes, órdenes y prohibiciones.

He visto personas haciendo grandes esfuerzos para pasar desapercibidas y así nadie pueda notar sus imperfecciones; he escuchado a las personas más hermosas, decir lo feas que están.

También sé de aquellos que aman tan poco su cuerpo y valoran en tan poco su vida, que hacen ley de los comentarios de los demás y la presión social los absorbe fácilmente, se alimentan mal, se alcoholizan hasta perder la razón, lastiman su propio cuerpo y no se preocupan por su salud, viven en los extremos.

Le he preguntado a tantos jóvenes al conocerles "¿Para qué eres bueno?", "¿Cuál es tu don o habilidad?", una pregunta tan simple; sin embargo, en su mayoría me desilusiona la respuesta: "Pues... para nada", "no tengo", "no sirvo". Cuando la realidad es que todos somos buenos para algo, tenemos cualidades y servimos, no estamos averiados, ni rotos, podemos tomar un camino, seguir y superarnos.

Pero lamentablemente, es verdad, el mundo está lleno de personas que no valoran nada, ni a sí mismas.

Aquellos que entre más se buscan, más defectos y menos virtudes se encuentran, que necesitan el amor de otros para sentirse amados, que sin halagos no se sentirían ni la mitad de lo que son, que permiten que otros decidan qué hacer con sus vidas y que las críticas negativas dicten lo que son como persona.

Esta falta de amor propio y de valoración es una baja autoestima, y aunque hemos hecho común esta palabra, tener poca o nada de autoestima, nos lleva a situaciones más complicadas donde aceptamos cualquier migaja al creer que no merecemos nada bueno en la vida, nos hace sentir inferiores y no iguales.

Y ahí, con la mirada al suelo y hundidos en el auto desprecio, somos incapaces de luchar por lo bueno que está a nuestro alrededor.

Hoy, quiero decirte que importan las personas a nuestro alrededor, pero aun nuestra persona deberá ser siempre la primera: en amarse, en cuidarse, en valorarse y en superarse. Incluso en cualquier situación de emergencia debes estar tu a salvo para poder ayudar a alguien más.

Así que, por favor, no olvides amarte a cada instante, cuando te pares frente al espejo, frente a los demás, cuando las cosas te salgan mal e incluso cuando el tiempo en ti deje huella. Escúchate, mírate, siente, toma decisiones para tu persona y sé quien tú quieras ser. Si tú te valoras, te amas y te sonríes cada día, ten por seguro que el mundo entero lo hará.