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Opinión

Tan desiguales, tan indiferentes

Foro Joven.

Hace dos meses, el país recibió la indicación de proteger su salud quedándose en casa y entonces supimos que muchos no tienen una.

Se pidió a los comerciantes cerrar su única fuente de ingresos, pero ¿qué cerraron tantos vendedores ambulantes y con qué sueldo se fueron a casa? Y ¿qué hay de los que no tenían ni empleo ni negocio propio?

También, se optó por la educación a distancia y, desde casa, donde se supone contamos con computadora, televisión, radio, un celular inteligente y un lugar para estudiar. 

Pero, en zonas rurales sólo 47.7 % tienen acceso a internet y en los hogares sólo 43.7% tienen una computadora (INEGI, 2020).

Si estas no son suficientes barreras para la educación de nuestros niños y jóvenes, pregúntate conmigo: ¿cómo le pide ayuda un niño a sus papás para hacer su tarea de matemáticas? si todos los días su afecto y paciencia son demostrados con la marca del cinturón en su cuerpo, si muchos padres son analfabetas o nunca fueran a la escuela, 

¿A qué hora hará su tarea el jovencito que trabaja en la construcción y depende de una computadora prestada?  

¿Qué lugar de estudio tienen quienes viven en hacinamiento? El casi 40% de la población mexicana (ONU, 2019). Aquellos que comen, cocinan, duermen en la misma habitación y que ahora deben tener una escuela también ahí dentro.

Cuando es sabido que así aumenta el riesgo de enfermedades, que no hay concentración por falta de privacidad, que los accidentes son frecuentes por tan poco espacio y que así son los hogares con mayor violencia física contra mujeres y menores de edad.  

Entonces ¿cuál es esa otra realidad que estamos ignorando? ¿Cómo se lavan las manos y se quedan en casa, quienes no tienen ni techo ni agua?

Esta es la realidad mexicana que ha salido a relucir aún más, gracias a la contingencia sanitaria, la desigualdad que vivimos en Mexico. Donde la mayoría de los que nacen en pobreza, viven y mueren bajo estas mismas circunstancias. 

He querido destacar todos estos datos el día de hoy, porque muchos sí tienen oportunidades, a mi parecer son privilegiados y ni siquiera se han dado cuenta, por eso, se sienten encerrados en la comodidad de sus casas, por eso, es fácil salir sin precaución para cosas no vitales como hacer fila para comprar cerveza. 

Por ese egoísmo ciego que nos caracteriza, en el que ya ni siquiera vemos por nosotros mismos, sino por las cosas vanas a las que damos prioridad. Nos están importando muy poco: la familia, la salud y la vida. 

No nos importa si el vecino tiene hambre, si a la mujer de enfrente la golpea su pareja, si los niños de la cuadra comen una vez al día o si no tienen internet para estudiar, si los demás se van quedando atrás. 

La desigualdad que vivimos es producto de esto, de la injusticia y nuestra indiferencia, no sólo del gobierno, como solemos decir. 

Porque las cosas serían muy diferentes si compartiéramos lo poco o mucho que tenemos, si nos preocupáramos por el otro y buscáramos lo mejor para todos, sin duda, tendríamos un país mejor, uno en el que no fuéramos tan desiguales, tan indiferentes. 

Lo dejo a tu reflexión y me encantaría leerte, escríbeme vía Facebook Aracely Ceballos (Chely) o vía twitter como @Chely_Ceballos, seguimos platicando.