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Opinión

Reglas de la Vida

Pensándolo bien.

Edith Sánchez, periodista colombiana, habla de las “reglas de la vida, según un maestro budista japonés”. 

Miyamoto Musashi fue un famoso guerrero samurái en la época feudal de Japón. Fue el autor de una famosísima obra titulada El Libro de los Cinco Anillos. También es muy conocido por escribir un listado de reglas de la vida dos semanas antes de morir. Las reglas de la vida de Miyamoto han sobrevivido al tiempo, igual que lo hacen los clásicos y nos inspiran de muy diversas maneras.

En ellas se recoge la sabiduría de quien ha vivido con valor y en función de causas nobles. Hemos sintetizado esos preceptos en algunas orientaciones que nos pueden invitar a la reflexión.

-La aceptación es la primera regla de la vida. Aceptación no quiere decir resignación, sino la capacidad de asumir lo que nos sucede con objetividad. La vida es lo que es y de cada uno de nosotros depende una actitud: la de aprender de las circunstancias.

-Aprende a desprenderte del deseo. El deseo, entendido como anhelo por lo que no se tiene, solo conduce a la insatisfacción. Quien mucho anhela, mucho se frustra. 

-Elimina las quejas y el resentimiento. Las quejas solo contribuyen a situarnos en el inmovilismo. Las quejas y el resentimiento envenenan a quien las siente.

-Deja a un lado los objetos que no necesitas. Los objetos influyen sobre nuestras emociones y nuestra manera de ver la vida. Esto aplica especialmente para las cosas que ya no necesitamos y que, pese a ello, conservamos.

-Conserva siempre tu honor. El honor es una palabra casi olvidada. El honor es el bien más preciado de cualquier persona. Alguien honorable inspira respeto y consideración, incluso de los enemigos.

-El amor no debe estar invadido por el apego. Las emociones, en general, son respuestas impulsivas. Si se razonan, se convierten en sentimientos. Estos son más profundos. Están asociados a los valores y no a las necesidades. A veces llamamos amor a una emoción ciega y pasajera. 

Las reglas de la vida de Miyamoto han sobrevivido al tiempo por la gran sabiduría que encierran y también por todo aquello que inspiran. Invitan al realismo y a la paz interior.

(Hasta aquí Edith Sánchez).

Comentario de JPR:

Edith Sánchez nos trae a Miyamoto y nos pone a pensar.

Miyamoto fue un samurái que les habló en la edad media a los japoneses poco antes de morir, sin darse cuenta de que en realidad les hablaba a todos los seres humanos del mundo.

Habló de conceptos que se deben separar y otros que se deben conservar en el pensamiento.

La Aceptación como reconocimiento de lo que sucede; eliminar el Deseo como anhelo; ver a las Quejas y el Resentimiento como veneno; hacer a un lado a los Objetos innecesarios; conservar siempre el Honor, (para el escritor “honor” era una palabra casi olvidada desde su tiempo); finalmente, no confundir al Amor con el apego, como si el amor fuera una emoción ciega y pasajera.

El pensamiento samurái se juzgó desde la filosofía occidental como idealista y sumamente exigente para el hombre común, cosa que parece ser cierta, dada su casi desaparición de la cultura japonesa actual que lo ha reducido a su historia.

A pesar de todo, aún hoy representa un lugar especial para las clases pensantes del propio Japón occidentalizado, aunque no se puede negar la vida restringida que el feudalismo medieval imponía sobre la población en general, como en todo el resto del mundo.

Por otro lado también está presente en la historia reciente el resultado de los únicos bombardeos nucleares que se han lanzado como acto de guerra en el mundo, sucedidos el siglo pasado cuando EU desaparecieron a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki con toda su población incluida. Si quedaron algunos vivos, murieron pronto por la radiación de las bombas.

No hay mucho más qué decir sobre el pensamiento japonés.

Piénsele bien y seguiremos platicando.

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