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Opinión

Órdenes de aprehensión, tenencia y elecciones

Fórmula Legislativa

Apenas ayer, reflexionando sobre la inmortalidad del cangrejo, esa expresión que significa que no sabes ni en qué estás pensando, buscaba tranquilamente un artículo en los anaqueles del fondo de una tienda de conveniencia, cuando una fuerte voz masculina proveniente del área de cajas me espetó: ¿Licenciado, cree usted que vayan a detener a los funcionarios que les dictaron órdenes de aprehensión?  

Quien me interpelaba me resultó conocido, pues ya en otras ocasiones me había declarado su afición a la mesa de análisis de Fórmula Noticias, pero aún sin la seguridad de que se dirigía a mí, me aventuré a responder: Yo creo que la cosa va en serio y que sí los van a detener, ya ve usted que uno de ellos ya fue detenido.

Síiii, argumentó, pero no duró ni siquiera 24 horas y salió libre, ¿y por qué lo dejaron salir si ya saben que se robó el dinero?, agregó. 

Ante la réplica del ciudadano colmada de lógica, me vi en la necesidad de intentar una explicación de los elementos que llevaron al juez a otorgar la libertad bajo fianza. 

Primero le informé que tenemos un nuevo sistema de justicia penal que, para evitar que se castigue a inocentes. Se basa en el principio de presunción de inocencia, que significa que toda persona es inocente hasta que un juez declare lo contrario. No fue suficiente, porque para mi interlocutor el individuo es culpable porque el mismo gobierno estatal lo señaló a partir de las auditorías, y le entregó al juez “todos los papeles”.

Insistí en que el juez está obligado no solo a revisar concienzudamente el expediente, es decir “los papeles” que se le entregaron, sino también a respetar el derecho de audiencia escuchando la versión del acusado y todos los argumentos que pueda ofrecer en su defensa. Hubo necesidad de recurrir a ejemplos en los que se involucraba personalmente al interlocutor, para que finalmente aceptara que la actuación del juez es necesaria y debe ser cuidadosa. 

Logrado lo anterior, abordamos la diferencia entre delitos graves y no graves, y cómo si se trata de los primeros se puede seguir el proceso penal en libertad, y que al dictarse una sentencia de culpabilidad, el sujeto será nuevamente detenido para cumplir con las penas que se le impongan, incluyendo la privación de su libertad, la cárcel pues, la reparación del daño, o sea devolver aquello de lo que ilegalmente dispuso y pagar multa.

Aparentemente satisfecho con la explicación continuó: “Bueno, con eso que me explica ahora sí lo entendí, pero me pregunto si con las órdenes de aprehensión y con lo de la tenencia están buscando votos”. 

La conversación en sí misma me llamó la atención porque me orilló a pensar que, contrario a lo que piensan algunos integrantes de la clase política, el ciudadano común no es ajeno a lo que acontece en las instituciones. Mi interlocutor es un encargado de tienda que a lo sumo habrá cursado preparatoria, no es profesionista, ni servidor público, ni militante de un partido político; es un ciudadano interesado en lo que sucede en el ámbito público y en cómo sucede; es el que sí acude a la urna a depositar su voto, el ejemplo vivo de que los partidos políticos o cambian o se van.

Incentivada mi curiosidad, retome la nueva interrogante y decidí contestarla con otra pregunta: ¿Quién cree usted que esté buscando votos y para quién? “Bueno –dijo—con la detención de funcionarios corruptos el gobernador se echó a la bolsa a muchos, porque esa fue una de las cosas que ofreció en su campaña, y si él es del PRI, mucha gente va a votar por el PRI, pero solo si detienen a los peces gordos antes de la elección”.

Pero usted mencionó también el asunto de la tenencia, le recordé. “En eso no estoy tan seguro –respondió— porque ha estado muy manoseado, ya ve que Malova desde su campaña se comprometió a desaparecerla y ¿qué paso?, que ya en el gobierno dijo nomás tantito y así se fue cada año y la tenencia todavía vive. Quirino no lo ofreció en su campaña, pero la dejó como la tenía Malova y eso lo aprovecharon los mismos que estuvieron con él, como los del PAN, y también Cuen, ahora van a decir que ellos lo propusieron y van a querer que por eso la gente vote por ellos, pero es puro populismo oiga, lo mismo que le critican a López Obrador”.

Y continuó: “Ahí sí que hay que ver a quién beneficia el quitar la tenencia, porque de algún lado va a tener que sacar el gobierno el dinero que no reciba por ese impuesto, y yo creo que se va a repartir la carga entre todos parejo, cuando con la tenencia se le cargaba a los más pudientes que tienen para comprar un carro de lujo, esos son los beneficiados; yo qué?, mi carcacha vieja ya no pagaba tenencia y ahora lo más seguro es que tenga que pagar más por las placas o la calca. Yo creo que eso no le va a dar votos a nadie”.  

Quizá las palabras no son exactamente las utilizadas por el ciudadano, porque desde luego que en la inmediatez de la conversación no fue posible grabarlas, pero insisto, lo destacable es que tenemos una sociedad más despierta, a la que difícilmente se puede engañar con artimañas o comprar con espejitos.

Tiempo de elecciones, tiempo de reflexionar, y de recordar la promesa de prácticamente todos los partidos: aportar  recursos para la reconstrucción, ¿será?



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