Icono Sección

Opinión

Opositodos

El Puente.

En sus movilizaciones de protesta no hay ideas, no hay principios, ni propuestas. Su acción política es la discordia total y su discurso es el odio.

Es el rostro de una minoría anárquica que promueve el caos.

Para estos grupos no hay iniciativa o programa que provenga del gobierno que sea digno siquiera de discutirse. Su respuesta es el impulso irracional que no conduce a nada. Los mueve el inmediatismo y no la visión.

Es una irracionalidad que refleja amarguras postergadas, un salvajismo que actúa contra todos, contra todo y por todo. Son opositodos por reacción natural.

La mayoría son jóvenes (milenials), pero algunos tienen décadas viviendo en esa estrecha visión y aun así no encuentran salidas a su escasa mentalidad de cambio progresista.

Para los opositodos no hay instituciones que sirvan, sino imposiciones. 

Su cálculo es el caos, su argumento la ofensa y su principio la destrucción de todo lo establecido, porque para ellos todo en el gobierno está podrido.

El impacto frontal que hemos visto en Sinaloa de estos líderes emergentes y protagónicos de la sociedad civil, que se presentan como los únicos “limpios y honestos”, dueños de la verdad absoluta, contra la visión “impura" del gobernante en turno y el partido político que representa, es el mejor ejemplo de la intolerancia de un lado, pero también de la carencia de argumentos y habilidad política del otro.

Adictos a las redes sociales, los opositodos viven un proceso muy complejo del pensamiento automatizado, muy alejado de la racionalidad, la idea y la propuesta ponderada.

En las redes han construido un discurso de hostilidad y rechazo a todo, porque para ellos lo que se ha hecho hasta ahora no sirve: instituciones, partidos, autoridades, medios y universidades.

Niegan todo un pasado que dio origen al presente. El de ellos incluso. Algunos, los más jóvenes, son seres privilegiados que tuvieron acceso a bienes y ventajas sobre la pobreza. Por ello, no la entienden y hay quienes la detestan.

Sombrío panorama. La sociedad cada día se enfrenta más a esta nueva sociedad. Todos reparten culpas, nadie asume los fracasos. 

El grito, la ofensa, la mentira, la calumnia forma parte del lenguaje de hoy.

Son tiempos de caos en las ideas y de fracaso en las instituciones. 

De la revolución del pensamiento pasamos a la violencia de la palabra, a la anarquía en los actos y en los hechos. 

Vivimos una realidad muy frágil y un futuro desconcertante. Excesiva es la carga emocional contenida y no hay poder que la detenga. 

En la búsqueda de un futuro mejor, la ruta se ve oscura y lo peor es que no hay idea, ni teoría ni pensamiento que pueda orientarla.

La rebeldía innata carece de sentido si no se encauza. 

Necesitamos con urgencia  instituciones sólidas, gobernantes honestos, políticos preparados y líderes socialmente comprometidos. 

¿Dónde están?

GRAFITI 

Enseñó el cobre… Nadie en el PRI se explica por qué el diputado local, Jesús Alfonso Ibarra Ramos, votó en contra de la iniciativa de reforma constitucional en materia de Cuentas Públicas que promovió el PRI. 

Aunque, claro, el propio legislador lo calificó como un acto de dignidad.

Como se sabe, Ibarra Ramos logró la diputación en la alianza PRI-PANAL, pero en la accidentada sesión del pasado jueves festejó su voto en contra del partido que lo llevó al cargo que hoy detenta. 

Siendo un soberano desconocido, ¿hubiera ganado la elección sin el PRI?

¿Qué dirá al respecto Crecenciano Espericueta, quien se jacta de ser compadre de poderosos empresarios, pero entrega candidaturas a quienes saben de política lo que él sabe de mecánica espacial?

Y luego se molestan cuando el colectivo ciudadano se refiere de manera peyorativa al Partido Nueva Alianza como "Nueva Tranza”.

Por lo que se refiere al grupo parlamentario del PRI, se percibe una severa crisis interna. 

Pareciera una guerra de todos contra todos, pero nadie saca la cara por el PRI.

Llamó la atención que el pasado jueves ningún legislador tricolor subiera a la tribuna para argumentar su voto a favor del dictamen de la reforma sobre fiscalización de cuentas públicas. 

Sólo se escuchan quejas, reproches y condiciones. 

Pareciera que el objetivo, por encima de todo, es pactar reelecciones y trueques por alcaldías.

¿Así cómo, pues? 

Twitter: @victortorres_mx

MÁS DE Víctor Torres