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Opinión

¿Morirá el “voto duro”?

El Puente.

Nadie ha podido demostrar hasta ahora que las redes sociales pueden orientar el voto de los ciudadanos en las contiendas electorales, aunque tenemos que aceptar que su influencia es cada vez mayor.

Hay quienes consideran que en unos cuantos años estos nuevos canales de interacción ciudadana podrían acabar con el llamado “voto duro”, como también se conoce a la clientela de los partidos políticos, que ciertamente ha venido a menos, a tal grado que desde hace varios años ya no es suficiente para garantizar el triunfo en una elección.

Para algunos partidos, como el PRI, el “voto duro” representa una base electoral ciertamente importante, que oscila entre el 15 y el 25 por ciento de la intención de voto en las encuestas, pero hay que decir que dicha base ya no es confiable, porque entre la militancia activa —la que sale a las calles a sudar la camiseta en las campañas— hay un sentimiento de abandono, al no ser tomada en cuenta a la hora de la designación de candidaturas o en la repartición de cargos públicos.

Un claro ejemplo de la caída del “voto duro” lo tuvimos en las pasadas elecciones del Estado de México, en donde solo el 15 por ciento de los ciudadanos que favorecieron al candidato del PRI, Alfredo del Mazo, eran militantes de ese partido. En sus encuestas, el PRI hablaba de contar con una base del 25 por ciento.

Ahora bien, se estima que el 12 por ciento de los votos que obtuvo del Mazo se le fueron sumando durante la campaña y el 7 por ciento restante decidió a su favor el día de la elección. 

Pero la pérdida del “voto duro” no es asunto exclusivo del PRI. En la misma elección del Estado de México, la candidata de Morena, Delfina Gómez, también sufrió del mismo mal, porque sólo votó por ella un 14 por ciento de la militancia del partido que lidera Andrés Manuel López Obrador, el 13 por ciento se sumó durante la campaña y un 4 por ciento decidió justo en la fecha de los comicios. Es decir, tampoco a Morena le alcanzaba el voto duro para ganar.

En el caso de Sinaloa sólo hay tres partidos que pueden presumir de contar con cierto porcentaje del voto de su militancia, como una base para iniciar las campañas. Pero en los tres casos (PRI, PAS y PAN) difícilmente dicha base será superior al 25 por ciento de los ciudadanos enlistados en sus respectivos padrones. Así lo ha demostrado el comportamiento de los potenciales votantes en las más recientes elecciones locales y federales.

¿Qué está pasando con el voto duro? 

¿Por qué se ha vuelto tan blando o volátil?  

En principio habría que subrayar lo que señalamos anteriormente. No se puede pedir fidelidad a la militancia de los partidos, cuando cada vez se le valora menos y se le abren menos oportunidades de candidaturas. 

Tampoco se puede pedir sumisión y lealtad, cuando los espacios en el gobierno son para todos, menos para la militancia de los partidos. ¿Cuántos priistas hay en el gabinete del gobernador Quirino Ordaz?

Hoy en día, la mayoría de los líderes políticos y gobernantes dedican más tiempo a la atención de las redes sociales que a los militantes de sus respectivos partidos, a quienes tratan con cierto desdén cuando se les acercan buscando apoyo para alguna gestión personal. 

Están equivocados aquellos políticos que creen que en las campañas electorales son más rentables las redes sociales que el contacto personal. Si el político no interactúa cara a cara con el receptor del mensaje no surte el mismo efecto y hay menos garantía de convencimiento.

Por otra parte, para un político en campaña resulta imposible responder todos los mensajes y cuando esto ocurre se deja un vacío que desalienta al receptor. 

Ahora bien, los mensajes en redes sociales son muy cortos y para mantener la atención de los contactos se requiere capacidad de síntesis. 

Invertida la escala, siempre quedaran electores no contactados que, si bien es cierto, no son los más, muchos de ellos se abstendrán de participar por falta de interés o contacto directo con el candidato.                        

Un twit es una especie de telegrama del siglo pasado o un memorándum en su tiempo. La utilidad de las redes sociales sólo la aprovechan los candidatos creativos y deliberantes, con formación, capacidad de reacción y sensibilidad inmediata.                        

En pocas palabras, las redes sociales constituyen una variable más, quizás un canal más, que ciertamente puede ser útil para reforzar o complementar la estrategia de comunicación de una campaña, pero, al menos hasta ahora, no son un factor que determine el voto en una elección. 

GRAFITI

Redes vs militancia… Las redes sociales nunca podrán sustituir la fuerza que puede llegar a representar la estructura bien organizada de un partido político. 

Hoy por hoy, la diferencia entre la victoria y la derrota electoral depende de las bases, de la militancia viva y activa de los partidos, no del número de contactos o seguidores en redes sociales. 

Morirán engañados en las urnas aquellos que crean que se puede ganar una elección sólo porque son populares en Facebook.  

Twitter: @victortorres_mx


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