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Opinión

Monreal pide tregua

Punta de Lanza.

06/12/2020

Cuánta razón tiene el líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, cuando afirma que los tiempos electorales del 2021 se adelantaron, y amenazan con desbordar las pasiones políticas, colocando al país en una situación difícil. Como si algo nos faltara, diría el clásico.

La expresión de Monreal tiene su origen en el recrudecimiento de las confrontaciones entre el Presidente López Obrador y sus adversarios políticos.

Por ello, el líder de los senadores de Morena piensa en la urgente promoción de una tregua  política frente a ésta medición de fuerza política entre las partes en conflicto.

Es buena idea, sin duda, la idea de Monreal de promover un pacto de civilidad política y social en el país en éstos momentos tan convulsionados que vivimos los mexicanos.

Sin embargo, en la convocatoria a la tregua, de la que habla, al Senador Monreal sólo le observo una muy apresurada intención de apoyar a su partido, a su Presidente y todos los que conforman la plana mayor del gobierno de la cuarta transformación. 

Es que el zacatecano se pronuncia por la tregua, a escasas horas de que las disputas entre el propio presidente López Obrador y los importantes adversarios políticos se han elevado de tono. Es más, me atrevería a decir, que lo hace en el momento en que ambos bandos están ya metidos en la arena de combate.

Es evidente que Ricardo Monreal busca ser el referee de la pelea. Él, quien ha fungido desde el inicio de este gobierno como el bombero de López Obrador, tratará de apagar este nuevo fuego que, si se propaga, ocasionaría un grave incendio en el país.

Es el senador zacatecano buen político, conciliador, inteligente, es mesurado, astuto y buen técnico. Esas características le dan presencia y fortaleza para mediar y salir al quite en cada tropiezo del Presidente. Sea el tropiezo mediático o en el ejercicio de gobierno. Para el caso, es lo mismo.

Por ello, apenas ayer, Ricardo Monreal salió una vez más para tratar de apagar el fuego que el propio López Obrador provocó tras autorizar la lectura de un documento que se dice, llegó hasta su recinto oficial en Palacio Nacional, en el cual se pone al descubierto una especie de complot que un grupo importante de actores de la vida política, intelectual, académica, empresarial y social del país están estructurando para trabajar en el derrocamiento de su gobierno.

No faltan los que piensan en el sentido de que, el haber exhibido el citado documento en que se denuncia la integración de lo que dicen llamar BLOQUE OPOSITOR AMPLIO, (BOA, por sus siglas) pudo haber sido un error político, aunque otros consideran acertado el golpe aplicado a los adversarios.

Pero el objetivo del gobierno pareciera ser muy claro: dar a conocer el contenido fiel del  documento, entregando santos y señas de algunos de los presuntos promotores, bajo el argumento de que: “Si quieren guerra, aquí les va este misil”.

Al respecto, López Obrador aseguró de manera personal, que se exhibió el documento a la opinión pública porque su gobierno es democrático y transparente, dejando entender que ahí no se oculta nada. Bien por el contexto, pero mal por el texto.

Y es que en el contexto de la democracia es muy bien visto por la ciudadanía que el gobierno saque a la luz pública este tipo de detalles extraoficiales, lo que significa un punto a favor del score del juego de AMLO.

En lo que al texto se refiere, creo que pudo haber sido más acertado dar a conocer la existencia del BOA, como un ente que promueve la insurrección social y política del país, pero sin caer en el exceso de dar detalles personales de involucrados. Además, guardar esas identidades, podría significar parque de reserva para utilizarlo en un mejor momento de su lucha.

Sin embargo, decidieron poner en el escaparate público a los supuestos complotistas, en donde se incluyen todos los dirigentes nacionales de los partidos de oposición- PAN-PRI.MC-PRD, Gobernadores de varios Estados, dos ex presidentes de la República como son Vicente Fox y Felipe Calderón, lo mismo que a una parte importante del sector empresarial de México, y los nombres de periodistas, analistas políticos, encuestadoras, sin faltar destacados conductores de radio y televisión.

Esa medida, considero que para nada abona a la necesaria conciliación y la unidad nacional que tanto se reclama en éstos momentos tan difíciles que vivimos los mexicanos.

Y menos hoy, en que la confrontación pasó de ser, simplemente política, para dar paso a claros y evidentes síntomas de odio, rencor e intolerancia entre los confrontados.

Difícil será entonces la importante tarea de la conciliación que Ricardo Monreal se echa a cuestas. Una tarea difícil de lograr. Si pero tal vez no imposible.

Y es que en la tregua de amor y paz, que el líder de los senadores del partido Morena propone, enfrentaría sin duda  un buen obstáculo, que sería la firma del propio Andrés Manuel López Obrador como actor principal de una de las partes en esta lucha entre mexicano.

En ese punto, es fácil pensar que AMLO no se negaría a firmar el pacto de unidad y de amor y paz, pero... ¿aguantará las ansias de novillero político que lo distingue? Yo, con el perdón de alguien que pudiera leer esta columna y no estuviera de acuerdo, le diría que tengo mis dudas.

Porque privar del gusto, regocijo y emoción que al Presidente de la República le causa el estar lanzando señalamientos y acusaciones a sus detractores, conservadores y neoliberales, sería como tratar de convencer con súplicas a un coyote para que te regrese la gallina robada

Por lo pronto en Morena, están convencidos que los efectos del “complotazo” dado por AMLO a sus opositores surtirá efectos inmediatos.

Y se verán reflejados en la poca credibilidad que los mexicanos le darán a los ataques y opiniones que los actores del BOA dirijan al gobierno de AMLO, por considerar que en efecto, solo tratan de descarrilar no solo al tren Maya que construye su gobierno, sino al ferrocarril completo de la Cuarta Transformación.

 Y la pregunta se hace necesaria; ¿Querrán entonces sus adversarios asimilar el golpe y en vez responder al agravio, sentarse a pactar la tregua?... Es cosa de esperar un poco de tiempo para saber.

Por lo pronto, los presuntos miembros del BOA se desligan de todas las acusaciones y acusan a la vez que el complot se orquestó desde el mismo Gobierno de la República... Ante ello la pregunta es necesaria… ¿Hay complot o no hay complot? Y, de haber, de dónde proviene?

Ante la respuesta cierta no encontrada, yo simplemente diría: “Ignoro si hay complot escondido, pero lo que sí podría decir es que... hay tiro.

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