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Opinión

Mi Sinaloa… ¿Cómo ayudarte?

Punta de Lanza.

03/21/2017

En Sinaloa el tema de la violencia es ineludible. Tan imposible de soslayar, que hasta parece gritarnos, desde su inercia propia, que no lo ignoremos.

Que fluyan las letras y las palabras desde las plumas, teclados y micrófonos de los periodistas para que de Sinaloa se exponga la realidad, pareciera gritarnos ese ente, al que podemos observar reflejado en los rostros temerosos de la ciudadanía.

Ello estamos haciendo, informar, aunque algunas personas nos critiquen y nos digan a manera de interrogación y en tono de reproche: ¿Que no tienen otra cosa de que hablar?

Entendemos del daño que hacemos a la pretendida imagen de pueblo trabajador y honesto que todos queremos darle a Sinaloa; sin embargo, es difícil escribir lo que ocurre actualmente en nuestro estado sin tener que hacer referencia al tema de la inseguridad que cotidianamente nos arropa, nos abraza, nos acaricia y finalmente nos flagela con el látigo de su indomable poder.

Pero, ¿Cómo callar u ocultar un tema tan delicado como la violencia, cuando ésta en sus diversas manifestaciones se nos presenta de manera cotidiana, ofreciendo cada vez más elementos y testimonios de su presencia en todos los rincones de Sinaloa?

Muertos y muertas a balazos aparecen por todos los rumbos de nuestras ciudades ante los cada vez menos asombrados ciudadanos…Hecho que todos sabemos.

¿Y cómo podemos omitir y desentendernos de los famosos y recurrentes levantones, de los robos de automóviles,  extorsiones, secuestros y  asaltos a mano armada? Difícil el caso, por mucho que queramos a Sinaloa.

Es evidente que todo ese conglomerado de delitos tan comunes y cotidianos reclama su espacio en las desgraciadas estadísticas delictivas que nos dan la odiosa identidad de estado violento y desgobernado, que a pulso nos hemos ganado a lo largo y ancho de la república mexicana, pese a los esfuerzos del gobierno por ignorarlos.

Y sigue la mata dando... Recientemente, y de nueva cuenta esa realidad delincuencial que los integrantes del sector oficial tratan inútilmente de ocultar, y cuando no se puede, optan por la intentona de maquillar, nos regala más elementos y evidencias para fundamentar la crítica y el señalamiento de lo malo que estamos padeciendo en materia de prevención e impartición de justicia.

Ahí están a la vista de todos, descubiertos infraganti y expuestos en un video capturado por ciudadanos anónimos un grupo de policías corruptos.

Documentado, y horas después publicado por el periódico El Sol de Sinaloa, desde cuyas páginas la nota voló, por su trascendencia, a todos los diarios y noticieros de Sinaloa y del país… Una mancha más al tigre.

Ahí estaban entonces las crudas y vergonzantes imágenes de un grupo de Agentes de la Secretaría de seguridad pública municipal de Culiacán, captados con “las manos en la masa” poniendo a disposición de un comando de civiles armados, cual si se tratara de mercancía barata, a un grupo de jóvenes que momentos antes los agentes habían arrestado.

La noticia era para portada y así lo entendieron los editores de los distintos periódicos y portales informativos, desde cuya perspectiva periodística se desprendieron señalamientos reprobatorios contundentes.

Ahí estaban pues, dos hechos evidentes. 1.- Corrupción por parte de los agentes policiacos. 2.- Muestras del poder que tienen los grupos para ordenar y decidir las rutas de acción que deben seguir los supuestos encargados de salvaguardar el orden público de Sinaloa.

Así expuesto, diremos que tras observar el famoso video de los policías desenmascarados, nos queda en claro que en Culiacán existen dos grupos de personas que deciden el rumbo que debe seguir el tema de la seguridad pública. Unos andan uniformados, y otros vestidos con ropa de civil.

Por desgracia, los que mandan han sido, son y serán los grupos que visten de civil, mientras que los del uniforme simplemente les toca obedecer órdenes de sus jefes anónimos. Así de claro.

Pero, ¿quién podría dudar que así son las cosas, cuando hoy sabemos que los policías encontrados culpables de haber entregado al grupo de jóvenes detenidos a un poderoso comando armado, fueron momentáneamente arrestados, y luego absueltos por sus superiores, quienes al parecer no encontraron elementos jurídicos de peso para considerarlos culpables de algún delito y poder juzgarlos? Si usted tiene sus dudas, yo tampoco.

MÁS MEZCLA… Pero que nadie se asombre ni crea que ya miró todo con la forma en que los policías de Culiacán fueron exhibidos, ni por el desenlace judicial que el hecho tuvo, ya que estaba por ocurrir otro hecho no menos indignante.

Y es que no habían pasado 24 horas de la noticia de los agentes municipales mafiosos, cuando otro hecho no menos impactante explotó en Culiacán y todo el Estado de Sinaloa.

La fuga del penal de Culiacán de Juan José Esparragoza, hijo del legendario Capo conocido como  “El  Azul”, del mismo nombre, junto con otros cuatro sujetos también de alta jerarquía dentro de las filas del narcotráfico nacional, detonó otra bomba mediática.

Y es que hasta el mismo Gobernador del Estado Quirino Ordaz Coppel tuvo que verse en la penosa necesidad de explicar a la prensa local que los cinco evadidos se fugaron por la puerta principal del penal, lo que es ya algo inusual.

Así las cosas y después de escuchar al propio gobernador exponer esa información, nadie podrá contradecir ni desmentir a quien afirme que la corrupción y la impunidad generan un maridaje y una complicidad innegable en torno de los distintos aparatos de gobierno… Triste, pero contundente.




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