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Opinión

Migración y aranceles

Fórmula Legislativa.

“Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufanarse todo el mundo”: Antoine de Saint-Exupery

In memoriam Heriberto Millán Godinez y José Manuel Cervantes Castro, amigos de los que me ufano.

Inconcebible que un tweet, por más que provenga del tercer hombre más poderoso del mundo, pueda poner en jaque a toda una nación, pero sucedió. El pasado jueves 30 de mayo, cuando en su ya icónico medio de comunicación el Presidente de los Estados Unidos anunció que su gobierno impondrá un arancel del 5% a todos los productos procedentes de México, iniciando el día 10 de junio, con incrementos progresivos del mismo porcentaje cada día primero de los meses de julio, agosto, mensuales hasta octubre, o cuando el gobierno mexicano ponga freno a la inmigración ilegal hacia aquél país.

El solo anuncio de la medida provocó una pérdida de valor del peso que al día siguiente alcanzo un máximo de 20 pesos 04 centavos, aunque durante la jornada logró estabilizarse en 19 pesos 62 centavos; al tiempo que las acciones de General Motors bajaron 4% y las de Ford 3.7%. La Bolsa Mexicana de Valores también sufrió una pérdida equivalente al 2% del Índice de Precios y Cotizaciones, en tanto que los mercados financieros estadounidenses reaccionaron igualmente a la baja.

La amenaza de Trump generó reacciones políticas en ambos lados de la frontera, incluso en algunos miembros de su propio partido, el Republicano, como lo declarado a The Washington Post por el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, quien negó su respaldo a la imposición arancelaria; en tanto que el Senador Joni Ernst de Iowa, solicitó al Presidente Trump que reconsidere la medida.

Sin duda, la crisis fronteriza que se vive en la franja fronteriza entre México y los Estados Unidos, luego del incremento del flujo de migrantes centroamericanos, cubanos y africanos a través del territorio mexicano, es solo el pretexto que motiva la medida, porque Donald Trump como jefe de Estado no puede ignorar, pero pretende hacerlo a propósito, que la migración es un fenómeno internacional del que prácticamente ningún país puede escapar y cuya solución no es en ningún caso inmediata, como lo pretende con su plan de imposición escalonada de aranceles.

Por el contrario, como el propio Trump ha señalado en su tweetera respuesta a la misiva enviada por el Presidente de México, con la imposición de aranceles se provocará que empresas norteamericanas radicadas en México abandonen el país en busca de mejores condiciones; pero contrario a lo que espera el presidente norteamericano, esas empresas no irán de regreso a los Estados Unidos, porque buscan mejores condiciones salariales y fiscales que aquél país no ofrece. A lo sumo migrarían a Canadá por su cercanía territorial, siempre y cuando el Tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC, o USMCA por sus siglas en inglés) sea ratificado por los tres países, situación que se advierte ahora más complicada no solo por el ambiente preelectoral en los Estados Unidos, sino por el clima de incertidumbre económica que el nuevo arancel ha generado.

El flujo migratorio que antes solo enfrentaba nuestro vecino del norte, se ha convertido en un problema compartido cuya solución debe ser igualmente compartida. En el triángulo centroamericano que forman Honduras, El Salvador y Guatemala hay poco más de 362 mil jóvenes que cada año están en busca de trabajo, pero la región solo es capaz de generar 127 mil empleos cuya remuneración es poco satisfactoria; el resto, 235 mil desempleados, están forzados por la necesidad a buscar su futuro y el de sus familias fuera de sus fronteras y su destino natural por su atractivo económico son los Estados Unidos de América.

En su carta a Trump el Presidente de México señaló que “los problemas sociales no se resuelven con impuestos o medidas coercitivas” y eso quedó claro con los efectos del anuncio, pero aún falta vivir las derivaciones más perniciosas que Donald Trump no parece percibir.

En su propio país, el arancel impactará los precios de los productos importados desde México, porque irremediablemente el arancel se indexará a ellos. Finalmente, los recursos saldrán del bolsillo de los consumidores norteamericanos y entrarán al Tesoro de su gobierno.

En México, además del impacto en la paridad cambiaria, puede producirse la fuga de empresas hacia otras latitudes, con lo que la tasa de ocupación se verá seriamente afectada por la cancelación de plazas de trabajo, lo que a la postre hará surgir nuevas presiones migratorias. A todo ello se sumará la demanda de atención de los migrantes centroamericanos estacionados en la frontera del norte, a quienes no pueden negarse los mínimos derechos humanos para su supervivencia, como lo dispone el artículo Primero de nuestra Carta Magna: “En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece”.

Si llegaran a implementarse los aranceles anunciados, Trump será víctima de la teoría del boomerang, porque los efectos señalados y muchos otros más se volverían en su contra. Iniciar una guerra comercial sea con China, con México o con cualquier país puede ser un recurso electoral efectivo, solo a condición de que no se golpeen los bolsillos de los electores; en este sentido Trump está apuntando su arma directamente a su pie y podrá darse el balazo en el centro de su base electoral.

Muchos compatriotas han criticado la carta de Andrés Manuel López Obrador calificándola de débil, y demandan que nuestro país responda con una medida similar imponiendo aranceles, sin pensar que el efecto sobre nosotros mismos, que no somos una sociedad con la capacidad de consumo y con la fortaleza económica que tiene la norteamericana, sería profundizar nuestros problemas económicos.

Es tiempo de prudencia en ambos lados de la frontera, de impulsar soluciones como las propuestas por la CEPAL para América Central, lo que será mejor para todos.


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