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Opinión

Lidiando con el Coronavirus

Pensándolo bien.

David Robson, escritor y científico estadounidense de la Universidad de Cambridge, habla del estar “lidiando con el coronavirus”.

Es muy extraño que la amenaza de una enfermedad ocupe gran parte de nuestro pensamiento como sucede en estos días.

Los programas de radio y televisión tienen una gran cobertura sobre las últimas cifras de muerte y las redes sociales están llenas de estadísticas aterradoras, consejos prácticos o humor negro.

Este bombardeo constante de información puede provocar una mayor ansiedad, con efectos inmediatos en nuestra salud mental, pero el sentimiento constante de amenaza puede tener otros efectos más traicioneros en nuestra psicología.

Debido a algunas respuestas a las enfermedades que fueron evolucionando con los siglos, el miedo al contagio nos lleva a ser más primitivos y menos tolerantes.

Nuestros juicios morales y actitudes sociales más conservadoras se vuelven más estrictas cuando consideramos temas como la inmigración o la libertad e igualdad sexual.

Informes recientes de aumento de xenofobia y racismo podrían ser el primer signo de esta conducta.

Además de convertirnos en jueces más estrictos entre las personas dentro de nuestro grupo social, la amenaza de una enfermedad también puede hacernos desconfiar más de los extraños.

Esas son malas noticias si estás empezando una relación amorosa.

Natsumi Sawada, investigador de la Universidad McGill, en Canadá, descubrió que nos formamos malas impresiones de otras personas si nos sentimos vulnerables a una enfermedad, tal vez porque confundimos sus características físicas con un signo de mala salud.

El miedo al contagio nos hace más desconfiados. Nuestros juicios morales se vuelven más estrictos y las actitudes sexuales más conservadoras.

Y aunque todavía no se tienen datos concretos sobre las formas en que el brote de coronavirus está cambiando nuestras mentes, si las primeras hipótesis de las investigaciones científica son correctas, podrían reflejar cambios sociales y psicológicos mucho más profundos. (Hasta aquí David Robson).

Comentario de JPR:

David Robson tiene cierta razón, no se puede entender de otro modo el miedo que nos causa estar ante cualquier noticiero de la tele como un generador de terror entre los seres humanos. Todas las personas, incluso aquellas que podrían considerarse como receptáculo de nuestro amor o deseo, se vuelven, de acuerdo con tal interpretación televisiva, personajes peligrosos de contagio.

Las relaciones amorosas y la conservación de la especie sufren así de una disminución destinada antes del virus a la conservación instintiva de la especie humana.

Esta es una visión terrorífica a pesar de que el coronavirus afectaría más profundamente a los extremos inicial y terminal de la vida, que por cierto no tienen incidencia en la reproducción sexual.

Con todo, es más probable que la razón humana encuentre la manera de controlar al virus y el pánico termine siendo otra historia televisiva equívoca más. 

Piénsele bien y seguiremos platicando.

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