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Opinión

La pregunta del duende

Punta de Lanza.

05/04/2017

En un sueño reciente, me pregunta un duende: “¡Oye!, mortal, tú que vives y te sientes orgulloso de ser mexicano, quisiera me respondieras una pregunta”.

“Venga, chaparro”, respondí muy ufano, y sin aparente temor ante la presencia del extraño personaje.

“¿Qué hay de verdad, respecto a lo que en nuestro mundo se comenta en el sentido de que México, tu país, fue concebido para que fuera el más grande paraíso donde floreciera y se reprodujera la corrupción?”.

“¿Quién ha osado contarte tamaña y malintencionada injuria?”, reviré sin empacho a tan cruel interrogante.

“La pregunta la hice yo”, atajó el duendecillo.

Ante la urgencia por mi respuesta, solo me atreví a responder:

“Bueno, en México sí hay delitos e impunidad, pero no creo que sea para tanto”.

En ese instante de la media noche, el ruido de un helicóptero de la Armada de México que sobrevolaba a baja altura por las inmediaciones de mi colonia me arrancó del sueño, cortando de tajo el interesante diálogo que apenas iniciaba con el duende.

Me quedé pensando un rato, y dije para mis adentros: “Qué sueño tan mamón y loco”.

Pero ya entrado en el análisis del extraño acontecimiento nocturno registrado por mi subconsciente, llegué a la conclusión de que el duende soñado no andaba tan mal en su apreciación respecto a nuestro país.

Y en una dinámica promovida como consecuencia del insomnio que me tomó de las greñas, pude analizar aunque someramente algunos sucesos que nuestra historia registra con respecto a lo que es la corrupción y, por supuesto, la impunidad que la solapa.

1.- Me remonté entonces hasta Don Hernán Cortés, el conquistador de la gran Tenochtitlan, quien con espejitos y engañifas doblegó el espíritu guerrero de las tribus que habitaban nuestro territorio nacional, y aún más, le echó los perros y conquistó a “La Malinche”, cuyo nombre era Malinalli Tenépatl, y también Doña Marina, nombre que tal vez le endilgó su güero enamorado… Aquí lo que nuestra historia no registra, fue si en nuestro solar Azteca, a la llegada de los gachupines invasores ya había corrupción, o Don Hernán y sus huestes nos la trajeron como el gran presente de España para México… Lo cierto es que según la historia, hubo corruptelas en esos tiempos de guerra entre Indios y españoles.

2.- En la lucha de la Independencia no se pueden soslayar hechos de corrupción y sangre, y de ello nos hablan los fusilamientos de los precursores de esa gesta heroica como Don Miguel Hidalgo y José María Morelos, por citar solo dos de los más notables.

3.- Ya en 1853 ocurrió un acto más de evidente corrupción, cuando el entonces Presidente de México Antonio López de Santa Anna tuvo la histórica y repudiada idea de vender 76 mil 845 Kilómetros cuadrados del territorio mexicano a Los Estados Unidos de Norteamérica.

Se dice que los gringos ocupaban toda la franja del suroeste de su país para trazar la ruta del ferrocarril, y la mejor manera de lograr el proyecto a menor costo era apropiándose de la planicie conocida como “La Mesilla” que pertenecía al país azteca… Y así lo hicieron, dejando a México como gallina de granja… Con la cola mocha.

4.- ¿Y qué decir de la época de la Revolución Mexicana?... Aquí fue evidente el despiadado canibalismo revolucionario en que incurrieron los grandes luchadores sociales que le dieron vida a esa gesta, mismos que en su mayoría cayeron en su momento abatidos por las balas movidas y motivadas por actos de alta traición auspiciados por la corrupción que anidó en el corazón de los propios camaradas de ideales.

5.- Ya en la época posrevolucionaria, presidentes van y presidentes vienen, sin que alguno escape al dedo de fuego acusatorio del pueblo mexicano.

Un pueblo que ciertamente, según hemos podido ver y escuchar, repudia los actos de corrupción, pero también los tolera y en muchos de los casos hasta los aplaude.

Pero tras éste muy breve recorrido por la historia de nuestra querida y bien amada patria, me veo en la necesidad de regresar al origen de mi escrito, es decir, a la pregunta del duende de mis sueños… ¿Es en verdad nuestro México el paraíso donde la corrupción ha sentado de su reales para beneplácito de unos cuantos y la desgracia de la gran mayoría?

Y, enseguida, antes de volver a cobijarme en el sueño me quedé pensando… Ciertamente, en México, el político llega al poder para hacer y amasar fortunas… Las leyes son violadas tanto por el ciudadano poderoso como por el propio gobernante, sin que nadie se espante… La aplicación de la justicia se doblega ante la presencia del dinero… Aquí se roba y se mata, pero la investigación y castigo se aplica con base en la importancia del poder político o fáctico del infractor… La palabra y la versión de un ciudadano ante un hecho de delito, sea grave o menor, no tiene sustento frente a la de un alto jefe policiaco o militar… En México el articulado de la Constitución puede ser violentado todos los días, tanto por el que debe aplicar la ley como por el ciudadano común y corriente sin que pase nada… En nuestra Patria los sueldos de los altos funcionarios y de entes políticas son estratosféricos, pese a que las finanzas públicas se declaran en bancarrota… Y así, haciendo conjeturas me volví a meter en el sueño, esperando que el duende regresara para responder a su pregunta decirle que al parecer la información que trae es efectiva… Que México parece ser en efecto el paraíso donde la corrupción sentó sus reales para siempre.

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