Icono Sección

Opinión

La salud mental del que escribe

Neuropolítica.

04/24/2019

Escribir es una forma de plasmar el pensamiento, dejar constancia de los procesos psicológicos que invaden a la persona de manera consciente o inconsciente, no importa el grado académico.

Es decir, la parte cognitiva de un enfermo mental puede estar intacta como lo está en algunos esquizofrénicos, pero la parte emocional puede estar dañada como lo está en aquellos con trastornos obsesivos.

Cuando el lector asimila el contenido de lo que lee, invariablemente escucha al que escribe, y con poco puede percibir su estado mental, proyecciones, negaciones, racionalizaciones, miedos, culpas, vergüenzas, ignorancia, mala fe, frustraciones, represiones, pobreza de todo tipo, en fin… sólo basta leer los títulos y algo del contenido para conocer la identidad y a veces la intención del que escribe, o de quien lo mandó escribir.

Del análisis descriptivo inferencial, producto de la abstracción de una mente sana, a los insultos, maledicencias, ofensas, atentados al honor y la buena fama; injurias, calificativos despectivos, y todo aquello que sólo es el vehículo de lo pútrido del pensamiento insano, hay una diferencia abismal como abismal es la distancia entre la mente sana y la mente enferma.

Las redes sociales han servido de desfogue igual para mentes lúcidas que mentes enfermas, para quienes aportan contenido científico, técnico, serio, honesto, responsable y para quienes encuentran en sus publicaciones el aguijón con el que lastiman la dignidad y vida de las personas.

Estar consciente de lo que se escribe y escribir por el dictado del impulso irracional, es la diferencia entre mentalmente sano o mentalmente enfermo, la diferencia entre uno y otro son el alcance y objetivo de lo que se escribe.

Analizar los alcances de la política y los políticos en el contexto histórico de una evolución antropológica, en una sociedad polarizada por las ideologías mesiánicas y las globalizantes, es la prueba del desarrollo ontogénico de los que escriben.

Reducirse a dichos y hechos bajo el contexto de intereses personales y de grupos, o mostrarse enyerbado por ideologías trasnochadas, es quitarle espacio a una mente sana para exponer a través de las letras la mente enferma.

MÁS DE David Uriarte