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Opinión

Hartos de los partidos políticos

El Puente.

Difícilmente se podría encontrar una forma más clara para medir el sentimiento de rabia social que genera la corrupción, el engaño y el abuso del poder político, que ha desgraciado a la gran mayoría de los mexicanos.

Cuando la gente dice que ya está harta de la impunidad ante el descarado enriquecimiento de servidores públicos y representantes populares, es porque su tolerancia ha llegado al límite.

En ese segmento de población están los que desde hace muchos años no quieren saber nada de la política ni de los partidos políticos, y por ello se mantienen alejados de las urnas electorales, engrosando las cifras del abstencionismo, que también expresa su hartazgo de esa manera.

Es cada vez más amplio el sector de la población identificado por su fobia a todo lo que huela a política. Incluso, hay personas que no participan en ningún movimiento social, aunque el motivo sea una noble causa.

Para saber qué es lo que más ha alejado a la gente de la política y los políticos, sólo basta con plantear la pregunta a jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad, de cualquier nivel socioeconómico y cultural.

En el fondo, la respuesta es la misma. 9 de cada 10 ciudadanos considera que después de la corrupción, lo que más odian de los políticos es su afición a la mentira y a la promesa incumplida.

Diversos sondeos y estudios de opinión pública han demostrado que, independientemente del partido al que pertenezcan, lo que más le molesta a la gente es la incongruencia entre el discurso y los hechos.

Para la gran mayoría, todos los partidos políticos son corruptos, aunque con algunas variaciones en la percepción.

El partido que la gente identifica como el más corrupto es el PRI, con 86%; le sigue el PRD, 80%; el PT, 72%; el PVEM y el PAN, 71%; Nueva Alianza 63%; Morena 60% y Movimiento Ciudadano, con un 58%.

Un hecho está claro: ningún partido político se salva. No hay uno sólo que sea percibido por la mayoría de los ciudadanos como un partido honrado. Ni siquiera Morena, cuyo líder nacional, Andrés Manuel López Obrador, ha enarbolado durante varios años la bandera de la honestidad.

Algo similar sucede con los llamados “candidatos independientes”, a quienes la mayoría de los mexicanos, según los mismos estudios, perciben más como corruptos que honrados.

En este escenario, de aquí a las elecciones presidenciales de 2018, el reto para los partidos políticos es enorme.

A la gente ya no la convencen con la expulsión de los exgobernadores involucrados en escándalos de corrupción. Si acaso, el tema inspira a algunos cartonistas de periódicos que se mofan de estas “medidas disciplinarias” a destiempo que nada resuelven.

En ese sentido, los partidos necesitan transformarse a fondo y construir agendas de trabajo que realmente respondan al sentir de la gente y a sus principales demandas.

Pero no sólo eso, también deben abrir espacios de candidaturas a militantes (hombres y mujeres) con verdadera trayectoria de lucha social, lo mismo a ciudadanos sin filiación partidista con méritos propios, reconocida fama pública de honestidad y vocación de servicio.

Necesitamos partidos políticos realmente comprometidos con la sociedad, que se conviertan en espacios de auténtica representación social, donde los militantes y no militantes se puedan expresar con libertad en la toma de decisiones sobre los asuntos que nos importan a todos.

Si lo que se busca es recuperar la confianza de la sociedad, el interés de los ciudadanos debe ser prioridad.

¿Será mucho pedir?

GRAFITI

Semana crucial para el PRI. Las especulaciones de probables reacomodos en el gabinete de Enrique Peña Nieto están a todo lo que dan, rumbo a la sucesión presidencial.

Los nuevos nombramientos que trascendieron el pasado fin de semana podrían definir la agenda del partido tricolor y también el perfil de los aspirantes que irán a la recta final de la carrera por la candidatura presidencial.

Los que saben dicen que serán dos, no más.

¿Osorio?

¿Nuño?

¿Narro?

¿Videgaray?

¿Meade?

Quién sea, enfrentara el reto de motivar al priismo, que observa a la distancia, confundido y desconfiado.

Twitter: @victortorres_mx


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