Icono Sección

Opinión

El Silencio y el Ruido

Pensándolo bien.

La escritora española Raquel Lemos Rodríguez dice que jamás nos habría pasado por la cabeza que estar en silencio podría convertirse en todo un lujo. Algo solo disfrutado por unas pocas personas. Aquellas que pueden escapar de las rutinas que evitan que tengamos tiempo para nosotros, que nos someten y que nos hacen temer a la soledad y al completo silencio.

Los entornos en los que nos movemos son tan ruidosos que nos hemos adaptado de tal manera que pensamos que quedarnos solos y en silencio es algo negativo e incluso a algunas personas les causa mucha ansiedad. 

Muchos de nuestros deseos, aspiraciones o preocupaciones se encuentran allí donde hay ruido. Un ruido externo y un ruido interno, en una corriente de pensamientos con un pesado caudal que no cesa.

Se han realizado numerosos estudios al respecto. Son especialmente numerosos aquellos en los que se compara a las personas que viven en las grandes ciudades con aquellas que viven en entornos rurales. 

Las diferencias nos dejan con la boca abierta. Las personas que viven o trabajan en lugares muy ruidosos, que duermen escuchando el ruido o el bullicio de la ciudad son más vulnerables a sufrir determinados problemas de salud, como estrés y ansiedad. Si buscamos las principales causas de todos ellos, encontramos la falta de una pausa en las actividades diarias. Nuestro piloto automático, tras años y años actuando de la misma forma, está preparado para saltar de un estímulo a otro.

Nuestra mente necesita estar en silencio. Porque, solo gracias a la ausencia de ruido nuestras neuronas ven potenciado su crecimiento. Además, nuestra mente y nuestro cuerpo se relajan, liberándose de preocupaciones que pueden ser un cúmulo de problemas y de tensiones originadas por el ruido exterior. 

Porque cuando hay ruido, no podemos escucharnos; y si no podemos escucharnos, difícilmente vamos a poder contar con una mente lúcida y clara.

Estar en silencio es mucho más que practicar yoga, meditación o dejar la mente en blanco, una creencia totalmente errónea sobre esas prácticas. Es dejar de vivir en piloto automático y disfrutar más del presente.

No huyamos de estar en silencio. Apaguemos el televisor, dejemos unas horas el celular y abramos un libro. Hagamos ejercicio en un parque sin llevar el celular y los audífonos. 

En nuestra vida cotidiana estamos sometidos a un ruido constante. ¿Por qué seguir haciéndolo cuando tenemos tiempo para nosotros? ¿Tenemos miedo de conectar con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea? ¿De qué estamos escapando?    (Hasta aquí Raquel Lemos).

Los argumentos de Raquel Lemos tienen una sólida lógica racional y son entendibles.

En su párrafo final nos hace excelentes preguntas que son también sugerencias: 

“¿Por qué seguimos sometiéndonos al ruido cuando tenemos tiempo para nosotros?” No necesitamos generar más ruido que el ya aguantado en el trabajo. 

“¿Tenemos miedo de conectar con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea?” El disfrutar al mundo y a las personas que nos rodean nos obliga a pensar de otro modo, sin ruido, más en silencio… ¿más libres?

“¿De qué estamos escapando?” Es una enorme pregunta que nos pide una respuesta honesta y compleja. No necesitamos responderla inmediatamente, claro, pero ya no podremos evitar el volver a cuestionarnos lo mismo cada vez que dudemos, en silencio, de qué sentimientos y pensamientos tratamos de escapar, con el ruido.

Piénsele bien y seguiremos platicando.

jperezrobles@gmail.com

MÁS DE Javier Pérez Robles