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Opinión

El Sentido de la Navidad

Pensándolo bien.

Sergio de Dios González, psicólogo español, dice: Las calles se llenaron de adornos, los escaparates están decorados, los primeros villancicos empiezan a sonar y las bolsas de regalos se pasean por las calles. Llega la Navidad.

Sin embargo, aunque esté señalada en prácticamente todos los calendarios del mundo ninguna persona la vive de la misma forma. Para muchos niños, la Navidad representa la ilusión de ver a sus padres más tiempo que en todo el año, de poder escribir una carta con deseos (sean o no concedidos), o la de creer que el mundo es bueno porque las personas que les rodean también lo creen un poco más.

De hecho, pasado el tiempo, la mayoría de los adultos experimenta un pequeño sentimiento de nostalgia, como el eco del primer amor, que recoge el deseo de volver a vivirlo como de pequeños. 

Para otras personas, la Navidad es aquel momento en el que más echan de menos a aquellos que se sentaron a la mesa el año pasado y que ya no están. Su sentimiento debe ser respetado y acompañado, porque no es precisamente alegría lo que necesitan, sino sentirse entendidos, acompañados y reconfortados.

Muchas veces, estas personas no se permiten sentir así, sienten que desentonan con el espíritu de estas fiestas, cuando no hay nada más puro que los propios sentimientos verdaderos. 

También hay personas que piensan que la Navidad es la excusa perfecta para ser un poco más consumistas que el resto del año, para poder alejarnos un poco más de nuestro interior, para empolvar con dulce por unos días lo que en nuestras vidas no soportamos. 

Quizá la Navidad sólo sea una excusa, una fecha en el calendario, luces o villancicos, pero cuando es para dar, ofrecer o acompañar, la excusa no sólo es buena, sino que es realmente hermosa.

(Hasta aquí Sergio de Dios González).

Comentario de JPR:

“La excusa de la Navidad no solo es buena, sino que es realmente hermosa” dice Sergio de Dios y nadie puede pensar diferente.

No solo porque Sergio sea de Dios, sino porque la condición para que la Navidad sea así como se dice, y no se quede solo en las luces o los villancicos, deberá ser también “dar, ofrecer o acompañar”.

No hay manera de darle otra característica al recuerdo infantil de la Navidad que sabe de las cosas que amanecen bajo el árbol y nos hablan de lo fantástico que es el ser regalado y abrazado por nuestros padres.

La Navidad pues, es un excelente pretexto para dar amor.

Hay que darlo (como dijo aquí muy bien Araceli Ceballos)…

Piénsele bien y seguiremos platicando.

jperezrobles@gmail.com


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