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Opinión

El político más odiado

Neuropolítica.

06/19/2018

Hablar de los políticos más odiados es como hablar de la comida más buena o más mala, todo depende del paladar y los gustos, aunque lo que se debe considerar son sus propiedades nutritivas.

¿Odiados por quién?

En el contexto internacional, los nombres de Hugo Chávez en Venezuela, Adolfo Hitler en Alemania, Fidel Castro en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Benito Mussolini en Italia, Alberto Fujimori en Perú y otros tantos son odiados por muchos y queridos e incluso venerados por otros.

En México, los nombres de Carlos Salinas de Gortari, Elba Esther Gordillo, Gustavo Díaz Ordaz, Vicente Fox Quesada, José López Portillo, Antonio López de Santa Anna, Andrés Manuel López Obrador, Diego Fernández de Ceballos, Luis Echeverría, Jorge Emilio González, René Bejarano, Manuel Bartlett Díaz y muchos más, corren la misma suerte que los referidos en el párrafo anterior.

En Sinaloa, los nombres de Leopoldo Sánchez Celis, Alfonso G. Calderón, Antonio Toledo Corro, Francisco Labastida Ochoa, Renato Vega Alvarado, Juan S. Millán, Jesús Aguilar Padilla, Mario López Valdez, Quirino Ordaz Coppel y otros tantos tienen su evaluación de odiados, queridos e indiferentes.

En Culiacán, nombres como Jesús Enrique Hernández Chávez, Aarón Irízar, Jesús Vizcarra Calderón, Héctor Melesio Cuén Ojeda, Aarón Rivas Loaiza, Sergio Torres Félix, Jesús Antonio Valdés Palazuelos y Francisco Antonio Castañeda Verduzco tienen su distribución estadística en las variables de queridos y odiados.

Si regresamos a la analogía inicial, una cosa es el juicio de comida buena o mala, y otra la descripción de sus propiedades alimenticias o su toxicidad al margen de su color, olor, sabor o textura. Un alimento debe ser nutritivo y un político, resolutivo.

Cuando los gobernados esperan obras y servicios de sus gobernantes, y eso obtienen, hay simetría entre las expectativas y los hechos, entonces el político es querido y apreciado. El político más odiado es aquel que no cumple las expectativas de sus gobernados.

En Culiacán, ¿cuál será el político más odiado y el más querido? ¿Odiado por quién, y querido por quién? Las obras se miden y el impacto social también.

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