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Opinión

De la esperanza a la decepción

Alguien tiene que decirlo.

En su primer año de gobierno, todos los Presidentes en turno gozan de una gran popularidad, aprobación y confianza por parte de la ciudadanía. En este lapso de tiempo aún se perdonan algunos errores, con la esperanza finita, de qué pronto mejorará la situación del país. A su vez, también se delinean y se implementan las bases de las políticas públicas sobre las cuales que se ejercerá el poder en los siguientes 5 años.

Bajo esta premisa, ¿qué ha pasado en México en estos 365 días del primer Gobierno Federal de izquierda?

Ayer en su cuarto mensaje, en un sólo año de gobierno y en medio de la nueva edición del AMLOFest en el Zócalo capitalino, el titular del Poder Ejecutivo dijo sentirse satisfecho, repitiendo muchas de las frases ya conocidas, como por ejemplo "la principal tarea de este gobierno es desterrar la corrupción, limpiando el gobierno de arriba para abajo" y "lo viejo no se acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer", así como frases alusivas a la defensa del tren maya, el aeropuerto internacional de Santa Lucía y la refinería Dos Bocas. Esta es la versión oficial. Ahora veamos qué dicen los números fríos.

Según los datos de Consulta Mitofsky, AMLO llega al final de su primer año de gobierno marcado por altos índices de inseguridad, un nulo crecimiento económico y un incremento del desempleo, que le ha costado la pérdida de 4 puntos porcentuales de popularidad, para ubicarse en 58.6% de aprobación ciudadana.

Si bien es cierto, en los últimos 6 Sexenios se ubica en la medianía de popularidad, también es cierto, que en este momento se encuentra por debajo de los ex Presidentes Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox y Felipe Calderón. También hay que resaltar que por el contrario, en los primeros 12 meses de su mandato 2 ex Presidentes aumentaron su popularidad, ahí están los casos de Carlos Salinas de Gortari que aumentó de 57.0% a 69.2% y Ernesto Zedillo que pasó de 32.3% a 43.3%.

En el caso de AMLO, millones de mexicanos que votaron por un cambio y que no necesariamente simpatizan con Morena ni con el Presidente, han pasado de la esperanza a la decepción por muchas de las decisiones controversiales y por la poca o nula capacidad de reacción ante los temas económicos y de inseguridad. Por citar algunos ejemplos:

Este gobierno inició con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), enterrando con esta decisión, no sólo 100,000 millones de pesos invertidos, sino la confianza de los empresarios nacionales e internacionales. Además, recientemente el Grupo de Aeropuertos de París, empresa que diseñó el plan maestro del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, confirmó que no será posible operar de forma simultánea las pistas 1 y 3, lo que viene a confirmar la tesis de que el NAIM es la mejor opción técnica para el aeropuerto.

Además, la cancelación de la Reforma Educativa; el accidente fatal de una Gobernadora y un Senador de la República y el posterior triunfo electoral de un militante de Morena en el estado de Puebla; los cambios en la política nacional ante los migrante y la amenaza del Presidente de Estados Unidos con imponer aranceles progresivos a todos los productos mexicanos; el Culiacanazo, operativo fallido del Gobierno Federal para atrapar al hijo del Chapo Guzmán; la explosión de ductos de Pemex en Tlahuelilpan, Hidalgo; la construcción de la refinería Dos Bocas, que pone en peligro las finanzas de Pemex y del país; el fraude en la elección de la Presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; la Masacre de la Familia Lebarón; y la nueva crisis política que se avecina con EUA, por el asilo de un Dictador investigado por la Interpol (Evo Morales).

A lo anterior, se suma el nulo crecimiento de la economía mexicana en los primeros 9 meses del 2019, comparado con la promesa de crecimiento del 6% y los 200 mil nuevos desempleados que ha creado el Gobierno Federal, pero eso sí, ya podemos ir a cualquier librería o vía internet a adquirir un ejemplar del libro "Hacia una Economía Moral", escrita por el Mandatario.

Ante esta dura realidad, me pregunto, ¿por qué en algunos sectores de la población persiste el fanatismo, la ceguera y la exaltación desmedida de una persona? pareciera que la política está adquiriendo tintes de fanatismo religioso y ojo, cuando el fanatismo gangrena el cerebro, la enfermedad se vuelve incurable y eso #AlguienTieneQueDecirlo.

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Vicepresidente de la Liga de Economistas Revolucionarios