¿Cuánto cuesta no valorar?

Suele pasar que vivimos sintiendo que somos "merecedores de un todo", de una vida feliz, fácil y sin problemas, de un día perfecto con el clima más agradable, de la comida bien servida y del buen trato de las personas.

Sentimos que merecemos vivir en las mejores circunstancias, sin carencias, ni contratiempos, y es tanto el sentimiento que la inconformidad se vuelve absoluta, ante la realidad.

¿Por qué? Simple y sencillamente nadie tiene todo eso, ni siquiera quien tiene todo cuanto quiere es feliz, porque la vida suele darnos aquello que necesitamos, aunque no podamos verlo; pruebas, momentos difíciles, dolor, pérdidas, finales, todos justos para enseñarnos a valorar lo que tenemos. 

Sin embargo, por sentirnos tan seguros de lo que tenemos y no mirar más allá de nosotros mismos, valoramos poco o nada que tenemos una familia, que tenemos amigos y personas que nos quieren, así que nos perdemos en discusiones sin sentido que acaban por separar en lugar de unir.

Valoramos poco o nada nuestro tiempo, así que lo malgastamos en cosas que no nos hacen mejorar. Y valoramos poco o nada que podemos ver, sentir, caminar, oír… que tenemos un día más de vida, esa nueva oportunidad en cada amanecer. Así que nos quejamos constantemente, encontrando así aburrimiento, estrés y cansancio en nuestros días.

Por lo que es bueno preguntar ¿Cuál es el precio que tenemos que pagar al no saber valorar?

Perder lo más valioso principalmente, dejar ir el tiempo que no regresa, momentos familiares, no decirle a tiempo un “Te amo” o un “Gracias” a tus padres, perder la felicidad que tenías justo en la palma de tu mano y empezar a vivir sin gratitud, insatisfecho e inconforme de lo que te rodea.

Y es cuando perdemos, es cuando entonces sí queremos valorar lo que una vez fue. Por ello, tantas personas deseando una segunda oportunidad, para estudiar, para trabajar y para volver a abrazar a alguien, pero no todas las oportunidades regresan.

No esperes a que sea tan tarde, valora los pequeños instantes que conforman la vida y se agradecido: con la brisa, con el sol que salió hoy, con la lluvia, con el techo que nos cubre por las noches, con las sabanas limpias, con el hecho de despertar y volver a ver a tu familia, de seguir teniendo trabajo, de tener una escuela con las puertas abiertas esperando por ti. Lleva a estar agradecido con la nueva oportunidad de vivir, sentir y perseverar cada día.

No esperes a ganarte la lotería, tener el empleo de tus sueños o que llegue el día en que tu vida sea perfectamente como la querías para empezar a valorar y cuidar lo que tienes y a quienes te rodean.

 Sí en ti no hay gratitud nada de eso llegará, si olvidas que, como todos, dependes de otras personas a quienes nunca valoras, no podrás dar marcha atrás cuando un día como cualquiera, no estén más a tu lado.  

El precio que nos cobra la vida por no saber valorar lo que nos da, es altísimo y doloroso, mientras que la recompensa, espera por nosotros, hasta que tengamos el valor, de valorar. 

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