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Opinión

Autocrítica

Pensándolo bien.

Jennifer Delgado, psicóloga española, se pregunta:

“¿Cómo evitar que tu crítico interior te arruine la vida? 

“Un hombre no puede estar cómodo sin su propia aprobación”, escribió Mark Twain. Y eso nos indica que todos tenemos un crítico interior que puede ser más o menos duro, implacable o incluso cruel. 

En algunas ocasiones esa voz puede tomar el mando, convirtiéndose en un monólogo constante y ensordecedor que acalla la razón.

Ese yo crítico nos dirá que no somos lo suficientemente inteligentes o talentosos, que no somos lo suficientemente atractivos, sociables, delgados, exitosos… Nos recordará continuamente cada error o falla del pasado -por muy pequeña o intrascendente que sea– machacando sin piedad nuestra autoestima y echando por tierra cualquier brizna de motivación que haya podido encenderse.

Si no equilibramos ese yo crítico y le damos alas, no solo puede llegar a ser francamente desagradable, sino que puede terminar limitándonos o incluso dañándonos.

Ese yo crítico no surge de la nada, comienza a desarrollarse en nuestra infancia. De hecho, si prestamos atención a su diálogo, es probable que nos asombremos al descubrir que algunas de las frases que usamos para criticarnos ni siquiera nos pertenecen, son un recordatorio de aquellas que nos decían nuestros padres u otras figuras de autoridad.

Ser autocrítico en exceso no es bueno. Psicólogos de la Universidad de Missouri comprobaron, tras estudiar a más de 800 adolescentes y jóvenes durante un periodo de seis meses, que quienes solían quejarse y criticarse con frecuencia se exponían a un riesgo mayor de sufrir depresión o ansiedad.

La crítica en sí misma no es negativa, pero cuando es constante y excesiva llega a ser limitante, hasta el punto de paralizarnos o reducir nuestra autoestima a cenizas, por lo que no es extraño que terminemos sufriendo una ansiedad inmensa debido al miedo al fracaso o una depresión severa gestada en la sensación de que no valemos nada.

(Hasta aquí Jennifer Delgado).

Comentario de JPR:

En realidad la crítica a sí mismo debería estar entre las primeras funciones productivas del individuo, sin embargo cuando se convierte en una mentira solo para lograr obtener un lugar envidiado socialmente, la autocrítica desaparece para dejar en su lugar “una autoestima reducida a cenizas”, dice bien Delgado.

Mas insistimos, el que la sociedad parezca dar la bienvenida a los triunfadores puede hacer que en algunos individuos desaparezca la autocrítica para convertirse solo en un comportamiento aparente. En ese momento es cuando la autocrítica en favor de un pensamiento complejo y realista desaparece y el sujeto pierde capacidad intelectual.

Sería definitivamente un error el tener que abandonar la autocrítica solo por lograr una aceptación grupal o social dado que de una buena autocrítica parte el mejor análisis del mundo exterior.

Piénsele bien y seguiremos platicando.

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