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Opinión

Así sí, señor presidente

Fórmula Legislativa.

“El Congreso es tan extraño. Un hombre se pone a hablar  y no dice nada, nadie le escucha… y después todo el mundo está en desacuerdo”. Boris Marshalov


Concluyó por fin una larga semana en la Cámara de Diputados, que transcurrió como un triste colofón del informe presidencial rendido el domingo 1º por el presidente López Obrador, al presentar abundantes contradicciones respecto de los principales postulados del mensaje político presidencial, y al enterrar el impacto mediático de aquél con la densa niebla levantada en San Lázaro; aunque algunas mentes inquietas no pueden evitar la conclusión de que fue precisamente ese el objetivo, tender una cortina de humo para que se hablara poco del informe.


A la afirmación de que existe un estado de derecho con la que se inició la alocución presidencial, se opuso el anuncio del líder cameral morenista Mario Delgado en el sentido de que para evitar una crisis constitucional, se modificaría sumariamente (fast track, dicen los que saben inglés) la Ley Orgánica del Congreso, a fin de tomar el control absoluto y total de la cámara de diputados durante toda la legislatura; una aspiración que en la forma, en el fondo y en los tiempos planteados es contraria al Estado de Derecho proclamado por el presidente, su líder.


Por demás está señalar que el argumento esgrimido resultó falso por frívolo y superficial, pues la amenaza de crisis constitucional pudo finalmente evitarse con el cumplimiento del acuerdo que desde el inicio de la legislatura se había tomado con las fuerzas minoritarias.


La pretensión anunciada públicamente con la presencia protagónica de la dirigente de Morena Yeidckol Polevnsky, no fue sino el intento de revivir la propuesta presentada a principios de agosto por Dolores Padierna, mostrando a estos tres actores que antaño reclamaban espacios políticos para las minorías en el Poder Legislativo, como íconos de la ambición totalitaria.


A este escenario se sumó Porfirio Muñoz Ledo reiterando su aspiración de reelegirse en la presidencia de la mesa directiva, que de por sí tenía un origen ilegal porque su designación al instalarse la cámara violentó la disposición de la Ley Orgánica del Congreso que establece que “en ningún caso la presidencia de la Mesa Directiva recaerá en el mismo año legislativo, en un diputado que pertenezca al Grupo Parlamentario que presida la Junta de Coordinación Política”.


Varios analistas exaltaron la figura, calidad y visión política de Porfirio Muñoz Ledo casi al grado de la canonización, cuando públicamente renunció a su aspiración reeleccionista “para no ahondar la crisis política que se puede suscitar”, pero la realidad es que los diputados panistas que lo tildaron de espurio tenían razón, porque espurio significa ilegítimo, fraudulento, y al no cumplir su nombramiento original con la legalidad, no puede ser otro el caso, sin importar que se haya inmolado para salvar a la cámara.


De que el señor tiene tablas, las tiene hasta para engañar a experimentados observadores, con el pueril argumento de que existe una laguna de la ley, lo que no es cierto como se demuestra con el texto transcrito en el párrafo anterior. ¿Qué parte de “en ningún caso” es la que Porfirio no entendió?; Y ya que estamos en preguntas, ¿Dónde se encontraban los diputados de oposición cuando nombraron a Porfirio?; seguramente pasmados por la apabullante derrota de sus partidos. 


La experiencia vivida pone en evidencia la ignorancia de la ley que aqueja a todos nuestros hacedores de leyes, que desconocen hasta la normatividad que los rige; y si no fuera así sería más grave, porque quedaría claro que conscientemente pretenden gobernar la cámara al margen de su propia ley.


Por otra parte, parece que no escucharon el mensaje político con el que Andrés Manuel inició el tercer informe al pueblo de México, pese a que lo vivieron de cuerpo presente, y es más grave que hayan ignorado la instrucción del líder que encabeza la 4T.


En otra parte del mensaje político el presidente destacó el respeto a la división de poderes, lo que no fue impedimento para que como responsable político del país operara para evitar la crisis. Sobre esa base, la Secretaria de Gobernación se reunió con el grupo parlamentario de Morena en la cámara de diputados, para exponerles la preocupación del presidente de la república por lo que estaba sucediendo en ese recinto parlamentario, y decirles que los acontecimientos le afectaban, en clara alusión a que debía modificarse el rumbo. La respuesta fue “balconear” a la mensajera dando a conocer una grabación de audio de la reunión, con la clara intención de contradecir el respeto a la división de poderes.

De ahí que López Obrador deba prestar mayor atención a los cuadros que operan la cuarta transformación, para evitar que se materialice la añeja afirmación de Nicolás Maquiavelo, en el sentido de que “el primer método para estimar la inteligencia de un gobernante es mirar los hombres que tiene a su alrededor”, o en términos más pueblerinos, “dime con quién andas y te diré quién eres”.


Por eso es destacable lo declarado por el Presidente López Obrador en conferencia de prensa en la que señaló que no intervino en ese affair parlamentario, y les mandó decir a sus diputados que la ley no se debe modificar en función de intereses personales o de grupo; que no se puede retorcer o hacer la ley a la medida, lo que presentó por fin como su posicionamiento ante la llamada ley Bonilla de Baja California, la que calificó como un retroceso, igual que lo hubiera sido el agandalle de Morena en la cámara de diputados.


Con ello y parafraseando a contrario sensu a aquél político mochiteco que hace un año regañó al gobernador de Sinaloa por el reparto de colchones reconstruidos, podemos ahora decir: así sí, señor Presidente.


En el balance final resultaron perdedores Mario Delgado, coordinador de los diputados de Morena, Yeidckol Polevnsky, dirigente de ese partido, Porfirio Muñoz Ledo, aspirante a la reelección, y Dolores Padierna “demócrata” que encendió los motores para ejercer el poder absoluto y totalitario de la cámara. La repercusión se verá en la elección interna de Morena.


En el revuelto río parlamentario no fue el PAN el ganador de la batalla, pues obtuvo una victoria pírrica, el PRI, no fue la oposición, fue el presidente de la república que a la postre salió bien librado.

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