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Opinión

AMLO: Tercera llamada

El Puente.

Si hoy fueran las elecciones, no hay ninguna duda de quién tendría las mayores posibilidades de ganar la Presidencia de la República, y así lo confirman casi todas las encuestas… pero aún faltan siete largos meses para la jornada electoral. 

Cierto es que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está mejor posicionado que nunca en las preferencias de los potenciales votantes; sin embargo, al líder nacional de Morena ya no se le ve con la fortaleza ni la chispa de hace diez años.

En la gira que realizó el pasado fin de semana por el estado de Sinaloa el político tabasqueño denotó cansancio y hasta cierto hartazgo. 

Y no es para menos, está por cumplir casi dos décadas en una permanente campaña que lo ha llevado a recorrer el país en varias ocasiones. 

AMLO es el político que más mítines ha encabezado, que más calles ha caminado y que más gente ha saludado, pero con dos derrotas a cuestas y mucho cansancio acumulado, llegará al 2018 con un escenario muy complicado. 

Por un lado, es el aspirante presidencial con mayores posibilidades de triunfo, y eso no lo dudan ni sus más feroces críticos, pero también es cierto que es el candidato con el mayor desgaste físico y mediático. 

Y es que no es fácil luchar contra el sistema y mantenerse en el campo de la guerra electoral durante tanto tiempo y salir sano y salvo. 

Su rostro muestra las huellas de las batallas perdidas y el tono de sus palabras denotan la amargura que le han dejado dichas derrotas. 

Su discurso es el mismo de hace una década, sigue prometiendo que acabará con la corrupción casi por decreto, con su sola llegada al poder, aunque muchos no le creen ni una palabra en ese tema, porque la corrupción, bien se sabe, no tiene ni color ni partido aborrecido.

La gran ventaja de AMLO es que sigue representando por mucho la única alternativa de cambio para los mexicanos más pobres.

Pero no es suficiente, AMLO ya no es el líder que movía los sentimientos de sus seguidores con las demoledoras frases contra “la mafia del poder”. 

Lo cierto es que hoy sus palabras ya no generan emociones, ya no mueven a la gente. En su recorrido por Sinaloa se reunió con trabajadores agrícolas, pensionados y maestros opositores a la Reforma Educativa. Lo escucharon con atención, pero no con el ánimo triunfalista de otros años.

Entre los asistentes a las “asambleas informativas” de Morena en Navolato, Mocorito y en el valle de El Carrizo, Ahome, no se percibió el entusiasmo que levantó en anteriores visitas por estas tierras. 

Sus seguidores, como él, están de pie, pero también se ven cansados, quizás resignados en la ruta de la tercera y última batalla, la tercera, la definitiva, porque AMLO ya dijo que si en esta no gana se retira.

Sin embargo, no es la repetición del mismo discurso, ni la percepción de cansancio y hartazgo que proyecta AMLO su peor problema, sino la falta de estructura de su partido. 

Andrés Manuel parece apostar de nuevo toda su suerte al hartazgo social contra el sistema, al “encabronamiento” de un amplio sector de la sociedad que se desahoga a diario en las redes sociales, pero a la hora buena no sale a votar. 

Si en las elecciones del Estado de México, donde ganó el PRI, los dirigentes de Morena sólo pudieron nombrar representantes de partido en siete de cada 10 casillas, ¿qué se puede esperar de otros estados donde no tiene ni siquiera un 40 por ciento de la fuerza que presume en el centro del país?

¿Acaso está pensando que su alianza con el PT le sumará los votos que requiere para ganar con holgura en el 2018, como lo ha pedido con insistencia a sus seguidores, para no dejar margen al fraude? 

Así las cosas, sin estructura sólida en los estados para la promoción y protección del voto y con una alianza que más que sumar le resta, el escenario electoral no está nada fácil para AMLO… Y la tercera llamada está a la vuelta de la esquina.

GRAFITI

Vizcarra… ¿Ahora sí? 

En los últimos días se ha especulado sobre la posibilidad de que el exalcalde de Culiacán podría ser el candidato que encabece la fórmula del PRI al Senado de la República el próximo año. 

Quienes lo conocen, saben que el propietario de Su Karne aún tiene la espina clavada de la derrota que sufrió en 2010, y por ello consideran que podría sorprender este año aceptando, ahora sí, la nominación de su partido. 

Pero Vizcarra no la tiene fácil, el principal obstáculo que enfrenta hoy es el mismo que le impidió tomar esa decisión hace un año, cuando rechazó la candidatura a la gubernatura… su familia.

Al parecer la familia Vizcarra no está dispuesta a enfrentar de nuevo una pesadilla, como lo fue aquella durísima contienda contra Malova, en la que perdieron mucho más que dinero.

Por ello, la pregunta es pertinente: ¿Va o no va Vizcarra? 

Twitter: @victortorres_mx


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