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Opinión

AMLO: El tiro cantado con el Poder Judicial

Punta de Lanza.

12/05/2018

La cuarta transformación política de México ya está en marcha y su conductor principal, y casi único es, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador.

Hombre recio en su actuar y lento en su hablar, aunque firme y radical en sus ideas y posturas al momento de tomar sus decisiones.

Político de carácter férreo cuando de luchar por sus ideales se trata, en cuya esencia se denota aque nunca ha tenido cabida la palabra claudicar. 

Es considerado un hombre de retos y sin duda amante de los grandes desafíos. Terco como las mulas y manso como el ganso. Así lo describen y registran los capítulos de lucha política, inscritos en su propia trayectoria de vida.

Andrés Manuel es el hombre del momento, luego de haber vencido al monstruo de mil cabezas al que él mismo bautizó como la mafia del poder en México.

El hombre al que millones de seguidores y simpatizantes lo aclaman, pero también al que otro número no menos importante de México lo miran con recelo y hasta con temor cuando hablan del rumbo hasta hoy incierto por el que su famosa cuarta transformación será conducida.

“No le fallaré al pueblo mexicano”, arenga altivo el Presidente, y un importante número de mexicanos le aplauden emotivos, mientras otros más se muestran receptivos, se quedan pensativos y deciden esperar pasivos hasta ver los resultados.

Y es que los escépticos tienen sus razones para desconfiar respecto a la forma en que el nuevo gobierno será conducido por  las manos que han asumido sus riendas.

Andrés Manuel, dicen, se ha convertido peligrosamente en el hombre con un poder casi absoluto en México y ello se ejemplifica en las evidencias que están frente a todos.

1.- Su mano presidencial es dueña absoluta de las grandes decisiones y direcciona las acciones del poder ejecutivo a su antojo y libre albedrío.

2.- Tiene el control mayoritario del poder legislativo, no solo en las cámaras federales, sino también en la mayoría de los congresos estatales.

3.- Sus baterías políticas de guerra enfocan ya hacia el control del tercer poder del Estado, como es el Judicial, con la promoción y aprobación de la modificación a la Ley de remuneraciones de funcionarios públicos, la cual le pegará no solo en el corazón, sino en el bolsillo a los altos mandos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quienes con esta acción presidencial verán reducidos drásticamente sus jugosos salarios y prestaciones laborales.

Este martes, precisamente, en su mañanera conferencia de prensa, López Obrador les dijo a los más de 600  magistrados federales y Jueces que se han amparado en contra de la aplicación de ésta política laboral, que trabajar en el gobierno no es el camino para hacer dinero, en clara alusión a los ministros  de la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuyo salario en algunos casos asciende a los 600 mil pesos mensuales.

Lo dicho, el tiro ya está cantado entre el Poder Judicial de la Federación y el Poder Ejecutivo que encabeza López Obrador.

Es un tiro de poder a poder, en donde es evidente que la ventaja la lleva AMLO por contar con el apoyo del tercer poder del Estado, como lo es el poder legislativo.

Sin embargo, hay quienes creen que el meollo del asunto es netamente político y lleva implícita la intención del nuevo Presidente de la República de ir cooptando y debilitando paulatinamente al poder Judicial en aras de lograr en corto tiempo  su control absoluto.

El tema de la austeridad y el combate a la corrupción, son las herramientas perfectas que AMLO está utilizando para impulsar éste y otros temas relevantes, sabedor de que tocan las fibras sensibles de las clases populares del país y en consecuencia, son aplaudidas y avaladas, sin observar otros alcances que en el fondo pudieran representar y originar un problema de grandes e incalculables alcances en materia de gobernanza.

Y es que, así pensado y llevado a la práctica, con el control de los tres poderes de la federación,  Andrés Manuel López Obrador será el amo y señor absoluto al momento de tomar las decisiones políticas del país… Cosa de esperar.

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