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Opinión

Alternancia que resulte una alternativa

En voz alta.

“No me importa que un político no sepa hablar, lo que me preocupa es que no sepa de lo que habla”.

Manuel Azaña

Resulta imprescindible la cita del destacado político, historiador y académico mexicano, don Jesús Reyes Heroles, cuando de alternancia en México, se refiere. Como es de su conocimiento, el primero de abril del mil novecientos setenta y siete, el Secretario de Gobernación -Jesús Reyes Heroles-, anunció una serie de reformas a los preceptos de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales, las cuales generarían espacios para la oposición, incorporando, entre otras cosas, la figura jurídica de representación proporcional.    

La historia reciente de nuestro País, ha registrado momentos importantes tendientes al fortalecimiento de nuestra democracia e instituciones; recordemos que en el año dos mil, el expresidente de México, Vicente Fox Quesada, recibe la Banda Presidencial que lo erigió como titular del Ejecutivo Nacional; precedido por la derrota del Partido Revolucionario Institucional, que, dicho sea de paso, se perpetuó, si me lo permite la expresión, en el poder por más de setenta años ininterrumpidos. 

Desde luego que, la alternancia per se, no resuelve el espíritu teórico-práctico que persigue la misma y, surge una pregunta, en mi opinión, legítima. ¿Toda alternancia es, una alternativa eficaz? Respetuosamente, las y los invito a reflexionar. 

En ese orden de ideas, es necesario advertir, que eventualmente podrán existir escenarios de alternancia, sin representar una alternativa real que resuelva el origen del universo de conflictos al interior de nuestro Estado, esto es, las y los aspirantes a ocupar un cargo de elección popular, se asumirán como aquella alternativa necesaria para generar las condiciones de alternancia, sin que ello signifique que así será. Por eso afirmo, “Alternancia, que resulte ser, una alternativa”, tarea que no es menor.

Hacer referencia a los valores de alternancia y alternativa en México, es complejo, puesto que en ellos convergen múltiples elementos que debemos advertir, tales como económicos, sociales, culturales, políticos, convencionalismos, entre otros; las y los integrantes de una sociedad jurídicamente organizada no podemos permitirnos dejar de perseguir la objetividad, sin ella, no habrá elementos necesarios para formarnos opiniones reales, puesto que en la actualidad hay muchos distractores que nos “obligan” a alejarnos de ella y, es que la inmediatez de la información llegó para atentar en contra de la democracia.

Nuestra sociedad, ha realizado esfuerzos, ajenos a nuestra voluntad por apartarnos de los principios democráticos, los cuales sustentan al anhelado estado de derecho, hemos caído en esa perversa inmediatez de la información y visto obligados a inadvertir la objetividad. Hoy, todos hablamos, pero nadie sabemos nada. Curioso, ¿no? Insisto, la inmediatez de la información atenta en contra de la democracia, nos obnubila la objetividad y permite que haya una distorsión de la realidad social.    

Los actuales modelos de conducta son consecuencia inmediata del dinamismo al que estamos inmersos como País, esto es, nuestros actos cambian porque así lo exige el momento histórico en el que vivimos, de tal suerte que no podemos mantenernos inmóviles al escenario mundial, sin embargo, hay principios y valores que nos identifican como nación y estos deben ser, inamovibles, que invariablemente deban respetarse y promoverse.

Un destacado sinaloense académico afirmó que, en la actualidad, para gobernar, es necesario argumentar. Pareciera sencillo, pero no lo es, sobre todo porque nuestro sistema democrático está diseñado para que quien deseé aspirar a un cargo de elección popular, no necesariamente tenga licenciatura concluida, grados académicos, entre otros. 

Por ello, requerimos perfiles distintos ocupando espacios de elección popular, académicos, intelectuales, jóvenes, mujeres, personas con discapacidad, entre otros, cuya experiencia y sensibilidad social, les permitan obtener el éxito en las jornadas electorales; urge una profesionalización al interior de las fuerzas políticas que ofrezcan a la sociedad mexicana una real alternativa, no solo una alternancia.

Estudios afirman que las y los jóvenes no muestran interés en la política; están equivocados, les desanima la “tradicional forma de hacer política”, su voz crítica, al interior y fuera de las aulas, dinamismo e innovación social, los coloca en las llamadas agendas públicas. 

Atentos a lo anterior, los jóvenes representan más del cuarenta por ciento del padrón electoral en México. Las y los futuros candidatos a ocupar regidurías, alcaldías, diputaciones locales y federales y senadurías, deben de ser jóvenes que conozcan de la materia, pues sus decisiones permearán en futuras generaciones, no podemos improvisar al legislar o tomar decisiones. 

Respetuosamente les preguntaría: ¿La alternancia que se desarrolla en el País, representa una alternativa?    

No escribo para nadie, pero, todos están invitados a leer.