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Opinión

“Alimentando mi lado salvaje”

Sabores y Emociones.

“La ciudad no es una jungla de asfalto, sino un zoo humano”. Desmond  Morris

Crecimos como especie humana creyendo que somos los habitantes de este planeta con la capacidad de evolucionar hacia algo mejor y, por un tiempo, supongo,  lo fuimos. 

Nuestra conciencia de vida, necesidades emocionales y fisiológicas pero, sobretodo,  nuestra capacidad de crear e innovar nos llevaron a descubrimientos que marcaron la historia en los diferentes campos del conocimiento como: medicina, ingeniería, química, física, etc., pero ¿cómo estar seguros que seguimos avanzando en este sentido y no vamos en caída hacia la decadencia del hombre?

Enlazamos la vida salvaje como algo primitivo y ajeno a nuestra realidad actual, en donde la ley del más fuerte y la falta de empatía, reinan entre los animales que viven en un hábitat inexplorado y cruel. Mi pregunta es ¿por qué entre más describo lo salvaje, más me acerco a la vida diaria en una ciudad? y ¿por qué cuando pienso en organización, respeto y lucha por una vida mejor, me encuentro más cerca del reino animal? Tal vez, es la forma como venimos confrontando nuestras dificultades, o la forma en que, en la era del conocimiento nos olvidamos de pensar, o como,  a través de la tecnología tratamos de ir en contra de la naturaleza  fijando nuevos estereotipos y estándares de belleza inalcanzables para el mundo en su totalidad,  por el simple hecho de ser cada quien único y diferente.

Una mezcla de estas tres razones, crea un ambiente tan salvaje en nuestra mente y nuestro diario vivir,  que ya no estamos creando cosas que nos lleven a un despunte como especie, al contrario, es tanta la presión social, la mercadotecnia de empresas multinacionales y nuestra propia necesidad de pertenencia, lo que nos lleva a conductas que están atentando contra nuestra salud.

En este mundo salvaje que describo, es muy difícil lograr satisfacer necesidades de todo tipo, porque justo cuando estamos por alcanzar algo mejor,  nos damos cuenta que tenemos que volver a empezar a escalar,  porque hay más cosas por lograr, y esto no es superación personal, se trata de un mundo que nos vende el placer de manera sobre estimulada,  a través de comerciales, música y programas y ponen  en nuestra mente la “necesidad” de obtenerlo a todo costa. Esto nos ha llevado a ser consumidores de nuestro propio placer, comemos para complacer nuestras necesidades, mismas  que no podemos satisfacer de la manera correcta. Hemos dejado de nutrir nuestro cuerpo,  con el alimento físico y emocional adecuado, dejándonos llevar por la mercadotecnia de un mundo “perfecto”.

¿Alguna vez has visto un animal salvaje pasado de peso? Claro que no, ellos saben cuándo detenerse, saben elegir su dieta  basada en lo que necesitan para vivir, y no actúan bajo sus necesidades emocionales – suponiendo que las tienen-. Cuidan de los suyos,  pero respetan los límites de la convivencia; esto significa que cuando hay que luchar, luchan;  pero cuando pierden la batalla se retiran y buscan otro momento y otro lugar. ¿Conoces a alguien así?

En la actualidad en cierta medida, no vivimos en una jungla ya que es muy civilizado para nosotros, no vivimos en una ciudad por que en teoría eso significaría avanzar, vivimos en un zoológico donde el más bello,  tiene el espacio en la vitrina más importante del recorrido de millones de personas atentos a ver el truco nuevo. La comida se ha convertido para muchos,  en el único escape ante esta situación, con  la cual pueden satisfacer sus necesidades, calmar su ansiedad y por un momento, con cada mordida, engañar a su cerebro para que libere las sustancias correctas para olvidar todo el estrés de una jungla de edificios y emociones. Claro, sin darse cuenta,  que cada una de esas mordidas los lleva a caer en una trampa de la cual es muy difícil salir.

Comer para calmar nuestras emociones,  nos demuestra lo salvajes que éstas pueden ser, aun dentro de la persona más civilizada. Identifica qué está creando una jungla en tu mente, tal vez tu pasado, tus frustraciones del presente, o el miedo al futuro. Haciendo esto encontrarás el motivo que está creando un enredo entre tu seguridad personal e identidad y entonces podrás saber si estás comiendo por tus emociones o por tu satisfacción.

Somos la única especie en la tierra que en nuestro “habitad” creamos el ambiente para una dependencia al placer y ganamos dinero por ello. 

Ogla Elizabeth Barroso Castro

Lic. Psicología

Nutrición Emocional