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Opinión

Adelantados

Fórmula Legislativa.

Algún día del próximo septiembre arrancará el proceso para elegir Presidente de la República, Senadores y Diputados Federales, y no obstante que la Ley dispone que los procesos internos para la selección de candidatos deben iniciar en la tercera semana de noviembre del año anterior a la elección, hace tiempo que los aspirantes a candidatos a la Presidencia están en pleno proselitismo.

Ya los medios nacionales dieron cuenta de que Miguel Ángel Osorio Chong, el priista Secretario de Gobernación, inició una vasta campaña de propaganda personal en las principales redes sociales, que retiró de inmediato al recibir los señalamientos. Por su parte, el Panista Rafael Moreno Valle, siendo Gobernador de Puebla emprendió una gira nacional aderezada con profusión de boletines, para promocionar la obra realizada durante su gobierno, impugnada luego por el PRI y por Movimiento Ciudadano ante el INE y el Tribunal Electoral.

Margarita Zavala promovió entrevistas en diversos medios y declaró abiertamente en los micrófonos de Radio Fórmula y otros, su intención de alcanzar la candidatura del PAN a la Presidencia de la República. Y Ricardo Anaya, como dirigente nacional del PAN, utiliza los tiempos oficiales para promover su imagen personal.

Miguel Ángel Mancera no se anda por las ramas y, sutileza de por medio, genera reales o supuestos diferendos con el gobierno federal o con la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, para lucir como el defensor de los capitalinos.

Y qué decir de Andrés Manuel López Obrador, inventor de la estrategia de utilizar los tiempos oficiales que corresponden a su partido, para aparecer en permanentemente en radio y televisión, haciendo campaña en complemento o sustitución de los candidatos de su partido en todo el país.  

Añadido a todo lo anterior, al menos cuatro de esos aspirantes aprovecharon la embestida de Donald Trump contra los migrantes, para mostrarse como sus salvadores. Para ello visitaron las ciudades estadounidenses con mayor concentración de migrantes mexicanos, como Los Ángeles, Chicago, Phoenix y El Paso, además de aquellas que les producirían mayor resonancia mediática, como Washington y Nueva York.

Andrés Manuel López Obrador placeó en la urbe californiana y en la ciudad de los vientos, por coincidencia la segunda y tercera ciudades más pobladas de la unión americana, a mediados del mes de febrero; y visitó El Paso, Phoenix y Nueva York, la más poblada de aquél país, la primera quincena de este mes. 

Además del entorpecimiento climático de su gira por la gran manzana, el aspirante único de Morena se vio obligado a suspender una reunión informativa, debido a la interpelación de los padres de uno de los estudiantes de la normal de Ayotzinapa, que le reclamaban haberse reunido en 2011 con el exgobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero, y con el exalcalde de Iguala José Luis Abarca; Luego de la suspensión, frente a cámaras y micrófonos, el aspirante morenista calificó de provocadores a quienes le interpelaban, en una actitud que lo exhibió como el líder mesiánico que no se equivoca, al que le basta descalificar sin fundamento para borrar del escenario a quien le contradiga. 

Con mayor discreción se desarrollaron las visitas de Miguel Ángel Mancera a las tres mayores urbes de los Estados Unidos en febrero y marzo; las de Ricardo Anaya en febrero a Houston y Washington –no se informó si acudió a Atlanta-; y la de Margarita Zavala a la misma ciudad del Distrito de Columbia el 6 de marzo.

Usted se preguntará, amigo lector, ¿de dónde provienen los recursos utilizados en estos viajes? En el caso de Mancera es probable que haya sido con cargo al presupuesto de la Ciudad de México, pues acudió como invitado a la reunión de Women4Climate, organización internacional que reúne a mujeres líderes en el mundo que trabajan en la lucha contra el Cambio Climático. 

En los casos del dueño de Morena y del joven dirigente nacional del PAN no hay mucho que investigar, pues casi se puede asegurar que el financiamiento de sus viajes se hizo con recursos públicos recibidos a través de sus partidos. La incógnita prevalece en el caso de la exprimera dama, cuya intención era reunirse con comunidades de migrantes y legisladores, entre los cuales visitó al correligionario de Trump, el republicano John McCain.

Pero más allá del gasto de recursos públicos, es inobjetable que todos los viajeros tuvieron un motivo alterno que no pudieron ni quisieron ocultar. Había que mostrarse ante la sociedad mexicana, y de paso ante los migrantes de origen mexicano por aquello del voto en el extranjero, como sensibles a los problemas sociales, porque ¿cuántos votos representan los familiares de los migrantes?

Salvo el PRI que solo tuvo representación con funcionarios de Relaciones Exteriores y Economía, se hicieron presentes los partidos con posibilidades de lograr el triunfo el 2 de julio de 2018, en busca de mantener o remontar las posiciones que cada uno tiene en las encuestas. Y pragmáticamente tienen razón, porque la preferencia ciudadana ya no es fiel a los partidos políticos, Vea usted si no: Una encuesta realizada entre julio y agosto del año pasado ubicaba al PRI al frente de la preferencia efectiva con un 29%, al PAN en segundo lugar con el 23%, a Morena en tercer lugar con 21%, seguido por el PRD con el 9%, el PEVM con 8%, Movimiento Ciudadano con 5%, Encuentro Social con 3%, Panal con 2% y un PT que no alcanzaba un dígito. 

En diciembre del mismo año, el periódico Reforma anunció que la intención de voto colocaba como puntero a AMLO con 29%, seguido por Margarita Zavala con 26%, Miguel Ángel Osorio con 15% y Miguel Ángel Mancera con 9%, sin que a esa fecha aparecieran aún los candidatos independientes. 

Como dato curioso, la misma encuesta arrojó que el 66% de los encuestados estaría dispuesto a apoyar a un candidato independiente, y el 49% aprobaría una alianza entre el PRI y el PAN. Ambos datos son de tal modo interesantes que merecen un análisis aparte.

Lo cierto es que la situación general del país y particularmente el “gasolinazo”, tuvo un impacto contundente sobre las preferencias del PRI, que resultó el partido más castigado, ya que en solo cinco meses pasó del primero al cuarto lugar, superado incluso por un candidato independiente aún no definido. De acuerdo con Mitofsky, que destaca la volatilidad con la que se están moviendo las preferencias, los puntos que pierden el PRI y otros partidos pasan a Morena y a quienes no declaran preferencia.

Según otra encuesta de SDP Noticias y México Elige, publicada el pasado 11 de enero, las preferencias por partido ubican a Morena con el 34.1%, PAN 24.2%, Independiente (en combinación de nombres y escenarios) 12.5% y PRI 12%. Según esta encuesta, el resto de los partidos, más allá de no tener posibilidad alguna de alcanzar el triunfo, están en riesgo de perder su registro, pues se ubican por debajo del umbral del 3%, como Movimiento Ciudadano con el 2.5%, PRD 1.3%, Encuentro Social 0.5%, PVEM 0.3%, Panal 0.3% y PT 0.2%.

En tal escenario será importante ver si PRI, PAN y PRD establecerán una estrategia conjunta para evitar el triunfo de AMLO, que podría ser una coalición entre ellos, que además de los obstáculos históricos podría empantanarse en la definición del candidato. Otra estrategia sería reforzar las pretensiones de los aspirantes a candidatos independientes, que se dice restarían votos a AMLO, al provocarle un empate técnico con Margarita Zavala, y a quien en el evento de un triunfo independiente, PRI y PAN podrían controlar desde el Congreso.