Icono Sección

Opinión

Actitud Positiva

Pensándolo bien.

Pedro González Núñez, psicólogo español, cita el refrán que reza “donde una puerta se cierra, otra se abre”, que aparece publicado en la novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ha sido muy usado, de manera que su significado y fuerza pueden parecer difuminados. 

Sin embargo, no parece haber perdido un ápice de clarividencia. 

Es una frase que, en un entorno tan tragicómico como la obra de Cervantes sigue siendo una puerta abierta a la esperanza.

Una actitud mental positiva nos permite marcar diferencias, lo mismo que consiguió Cervantes con su novela, que ha pasado a la historia como una de las grandes obras de la humanidad, dejando siempre una pequeña rendija abierta a la esperanza entre tanto realismo y pesimismo.

Y precisamente, la pequeña rendija que se abre a la esperanza, puede ser un punto de luz que sirva para que dejemos de sabotearnos y lamentarnos por las oportunidades perdidas, buscando nuevas y sacándoles todo el jugo posible.

Ser positivo no significa que tengamos que estar alegres y dicharacheros a todas horas. 

No se puede ser feliz en todo momento, pero tampoco se debe ser infeliz siempre. Por eso es importante no rendirse, mantener la esperanza y no centrarnos en el punto negro de una hoja en blanco.

Ser positivos es ver las cosas con realismo. El realismo no es pesimismo, pero tampoco es ilusión y sueños imposibles.

(Hasta aquí Pedro González).

Comentario de JPR:

Una verdad irreversible es la ambivalencia de nuestra actitud positiva y negativa ante la vida.

Todas las puertas se cierran y se abren, como lo notara nuestro Miguel de Cervantes Saavedra.

Y Pedro González descubre de ahí que las puertas no pueden estar siempre abiertas ni siempre cerradas, lo cual podría verse como una observación genial, pero luego pasa de tal ambivalencia entre positivo y negativo para decir que “lo positivo es ver las cosas con realismo” y desde ahí define a lo positivo como “ver las cosas con realismo”. Para nosotros francamente es demasiado.

El positivismo, no necesariamente ha sido tal “realismo” en la vida cotidiana de nuestras sociedades, del mismo modo que la crítica de las creencias falsas no necesariamente ha sido destructiva del conocimiento humano.

Los humanos somos ambivalentes y el conflicto de ver a la realidad positiva y negativamente ha estado ahí a lo largo de todo el desarrollo del conocimiento.

Auguste Comte sería un ejemplo de tal ambivalencia en la Francia pre y post revolucionaria del siglo 19, primero negando la filosofía y la religión frente al cientificismo y, luego de enloquecer y tratarse en un hospital psiquiátrico en vano, decidió corregir su pensamiento inicial positivista y trató de convertirlo en una nueva religión. 

En fin, tal vez sea más apegado a la realidad el considerar que tanto la llamada actitud positiva como la supuesta actitud negativa sean entre sí más complementarias que antitéticas.

Tal como Cervantes fue capaz de ver que las puertas tienen la propiedad de cerrarse y abrirse por diferentes causas, cuando el positivismo se cierra sobre sí mismo el hombre es capaz de abrir nuevas formas de pensamiento.

Piénsele bien y seguiremos platicando.

jperezrobles@gmail.com

MÁS DE Javier Pérez Robles