Icono Sección

Opinión

2018: realidades movedizas

Fórmula Legislativa.

Como quiera que se le vea, la renuncia de Margarita Zavala a su militancia panista dejó en claro que la advertencia que Consulta Mitofsky incluye en todos sus trabajos demoscópicos para medir preferencias electorales es verdadera: Las encuestas son sólo un indicador momentáneo del estado de ánimo de los entrevistados frente a realidades políticas y de gobierno; muestran qué tanta preferencia tiene cada partido al realizarse las entrevistas, o qué tanto se conoce a uno u otro de los personajes a los que se atribuye la calidad de aspirantes a una candidatura, pero no reflejan necesariamente el resultado probable de una elección.

Como lo han repetido incansablemente distintos actores políticos, sobre todo cuando las mediciones no les favorecen, las encuestas son “fotografías” de un momento, cuya precisión o imprecisión es proporcional a la distancia-tiempo que medie entre el levantamiento de la información y la fecha de la jornada electoral.

Por eso nadie puede cantar victoria con demasiada anticipación, aunque siempre los que se colocan al frente en las encuestas utilizan el hecho como elemento propagandístico. Lo cierto es que cuanto más tiempo se mantenga un partido o un personaje en la cima de las preferencias ciudadanas, más desgaste resiente y, llegado su máximo, empezará a ceder terreno frente a los demás, sobre todo porque será el centro de los ataques de sus adversarios.

Los factores para la variabilidad de resultados entre una y otra encuesta son múltiples. Puede ser el desgaste natural o el desgaste provocado sea por errores propios o intencionados de otros actores; o bien la movilidad de las condiciones políticas del entorno. Por ejemplo, un acto fallido de gobierno o el desgaste del gobernante, como ha sucedido al PRI, perjudicará la imagen y el posicionamiento de los personajes de su partido, lo que representa una de las desventajas de ejercer el poder, aunque también son muchas las ventajas que lo compensan, pues una acción gubernamental o partidista apegada al sentir ciudadano  o una mejora en la imagen del gobernante puede favorecer al partido en el poder. 

Mucho se ha dicho en el caso de Morena y López Obrador, por ejemplo, que haberse mantenido durante meses e incluso años en el primer lugar de las auscultaciones, no necesariamente le garantiza el triunfo, por la sencilla razón de que no está compitiendo en igualdad de condiciones con otros actores; pues siempre se le compara con supuestos aspirantes que no tienen la garantía de ser postulados por sus partidos. En tal situación y aunque muchos de los partidarios del tabasqueño lo nieguen desde ahora, los porcentajes de aceptación tenderán a bajar cuando existan otros candidatos definidos.

La confirmación de que nuestra realidad política es cambiante día con día, se encuentra en contrastar un estudio con el sucesivo o viceversa. Así tenemos la encuesta de El Universal levantada entre el 10 y el 17 de agosto pasado, publicada el 23 de ese mismo mes, que da cuenta de una reducción de un punto porcentual en la ubicación de Morena respecto de la anterior medición que el mismo medio realizó en el mes de julio, aterrizándolo en un 23%; pero no cayó solo, el PAN presentó un descenso de cuatro puntos para colocarse en los 19 puntos; el PRD perdió un punto porcentual, llegando a 6; Movimiento Ciudadano sufrió una reducción de tres puntos de los cuatro que tenía, quedándose solo con 1%; en tanto que el PRI ascendió del 12.5 al 16.5% ganando cuatro importantes puntos.

Estos números confirman la versión difundida por el dirigente panista Ricardo Anaya antes de la defección de la ex primera dama, en el sentido de que el Frente conformado con el PRD y MC se ubicaría numéricamente en primer lugar, pues la suma de los tres alcanzó 26.7%, aunque en esa fecha aún no se resentían los efectos de la aceptación de la alianza en cada uno de los partidos integrantes, ni por supuesto el boquete que eventualmente pueda producir la salida de Margarita Zavala.

Tampoco pueden lanzarse campanas al vuelo, ya que la eventual coalición PRI-PVEM-PES alcanzaría 23 puntos, lo que sumado al margen de error de la encuesta, que se ubica en el 3.5%, nos pinta un escenario de empate técnico toda vez que ningún otro partido o candidato independiente parece capaz de alcanzarlos, aunque habrá que esperar a que tengamos a todos los candidatos definidos.

El factor candidatos independientes difícilmente podrá modificar la escena, pues si bien el casi medio centenar de aspirantes ciudadanos a la Presidencia de la República puede provocar la dispersión del voto y favorecer a quienes tengan un voto duro más fiel y consolidado, falta ver si los 46 ciudadanos que hasta el viernes 13 habían manifestado su intención, más los que lo hagan hasta este lunes 16 que es la fecha límite, pueden obtener las 866 mil 593 firmas de apoyo que cada uno requiere para su registro formal. Cabe señalar que la suma de todas las firmas de apoyo representa el 46% del padrón electoral, por lo que se antoja sumamente difícil que todos ellos se conviertan en candidatos.

Nuestra realidad política es como una arena movediza que puede succionar hasta al más encumbrado, y en este proceso en particular, la fuerza de succión se alimenta de movimientos políticos, movimientos telúricos, damnificados y renuncias, entre muchos otros factores. 

Lo único cierto es que a ocho meses y medio de la jornada, la elección no está decidida. La discusión sobre el financiamiento público de los partidos, las posiciones plurinominales, la renuncia de Margarita Zavala y la proliferación da aspirantes a candidatos independientes, impusieron nuevas reglas políticas para este proceso; hay muchos nuevos jugadores y también ya hay campañas en redes sociales.

Hasta este momento únicamente tenemos a un finalista identificado y es quien representa al no despreciable equipo antisistémico, Andrés Manuel López Obrador. Del lado del sistema continúan las eliminatorias y las dudas están en su máximo: ¿Vencerá Anaya y será candidato del Frente?, o por el contrario ¿le impondrán a un candidato ciudadanizado como Juan Ramón de la Fuente?; ¿se sumará Nueva Alianza al Frente?; ¿de verdad irá solo el Verde Ecologista?; ¿Incidirá la renuncia de la ex primera dama Zavala y la eventual división del PAN para que sea José Antonio Meade el candidato del PRI, o ganarán los afectos presidenciales o los intereses del grupo Atlacomulco para que sea Aurelio Nuño o Luis Videgaray? Antes de navidad lo sabremos.

Y una pregunta más, ¿dónde quedó el compromiso del PAN, de Morena y de otros partidos para apoyar a los damnificados de los sismos? Eso quién sabe cuándo lo sabremos, pero la gente los está esperando.

MÁS DE Jacinto Pérez Gerardo