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Los kiliwa, portadores de los secretos de la medicina ancestral

Teresa Haro vive en la tribu Kiliwa, en un municipio de Ensenada, Baja California, es una de las últimas curanderas tradicionales de la región, a ella, su abuela le enseñó los secretos de las plantas, sus dos hijos aprenden con paciencia desde el modo de cortarlas hasta las diferentes maneras de prepararlas.

Notimex
06/01/18

Los kiliwa, portadores de los secretos de la medicina ancestral

FOTO: Arnulfo Estrada, Internet

Ciudad de México.- Teresa Haro vive en la tribu Kiliwa, en un municipio de Ensenada, Baja California, es una de las últimas curanderas tradicionales de la región, a ella, su abuela le enseñó los secretos de las plantas, sus dos hijos aprenden con paciencia desde el modo de cortarlas hasta las diferentes maneras de prepararlas.

De acuerdo con información de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Teresa Haro es de las últimas descendientes que conoce el uso de la medicina tradicional de la región, y en la actualidad realiza esfuerzos para la preservación de las plantas medicinales y la manera de utilizarlas.

La tribu kiliwa tiene alrededor de tres mil años viviendo en esa región, cuyo clima es agreste y poco propicio para el crecimiento de las plantas, durante todos esos años ellos viven de lo que la tierra les da para vestir y curar sus males, los habitantes de esa comunidad recurren más a las hierbas curativas que a los médicos alópatas, y según la hija de Teresa, quienes se curan con las mismas, son los más longevos.

Entre los kiliwas no existen los curanderos tradicionales y este conocimiento se transmite de manera oral, para Teresa la medicina tradicional es una de las herencias de sus ancestros, y antes solo existía esta manera de curarse, los miembros de la tribu recurren a ella para prevenir enfermedades o tratar males menores.

Para ellos, todas las cosas que viven en la región tienen espíritu, por lo que cuidan con recelo las plantas curativas y buscan preservarlas a toda costa, “para poderlas recolectar tengo que cuidarlas mucho, en invierno no las puedo cortar porque las lastimo y se secan”, dice Teresa.

“Hay cierto nivel de dificultad para recoger algunas plantas, por ejemplo el poleo, mínimo son tres horas caminando para ir a recolectarla y ver que esté buena la planta”.

Teresa busca aprovechar al máximo cada planta, optimiza todas sus propiedades y conoce diferentes maneras de prepararlas desde pomadas, maceraciones, shampoos y tés, así como otras formas de integrarlas en la alimentación para prevenir enfermedades y aliviar los dolores de la comunidad.

Cada una de las preparaciones que realiza tienen un tiempo y forma de hacerlas, todas ellas enseñadas por sus abuela y una tía; ahora, ella, enseña a sus dos hijos a recoger con amor y cuidado las plantas endémicas de la región.

Con la finalidad de preservar la vida de las plantas de la región Teresa trabaja en la creación de un vivero en la comunidad, ello debido a que las sequías que se viven en la región han acabado con algunas de las plantas medicinales.

Las plantas medicinales, dan cuenta de la cultura y cosmovisión de los grupos humanos, mantienen la identidad de las personas que ahí viven, por eso, es importante conservarlas y buscar la manera de que el conocimiento de las mismas no se pierda, agrego Teresa.




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