12/06/2025 12:02:00 a. m.
El 6 de diciembre la Iglesia Católica celebra a San Nicolás de Bari, un obispo recordado por ser dador de regalos navideños, a San Pedro Pascual, obispo y mártir español, y a Santa Asela, una virgen romana.
San Nicolás nació en Patara (actual Turquía) en el siglo III. Heredó una gran fortuna, la cual utilizó para ayudar a los más necesitados.
Fue elegido obispo de Myra y, tras sobrevivir a la persecución de Diocleciano, participó en el Concilio de Nicea en el año 325.
Su gran fama se debe a su generosidad secreta. La historia más conocida relata cómo ayudó a un vecino pobre que no podía pagar la dote de sus tres hijas, arrojando bolsas de oro a su casa en secreto.
Este gesto de caridad anónima es la base de la leyenda de Santa Claus (Sinteklaas en holandés). Otro milagro famoso narra cómo logró devolver a la vida a tres jóvenes estudiantes asesinados por un posadero malvado.
Un dato curioso es que, tras su muerte en Myra, de su tumba comenzó a emanar un misterioso líquido inodoro llamado "maná" o "mirra" que se creía milagroso.
Debido a las invasiones turcas en el siglo XI, sus reliquias fueron trasladadas a Bari (Italia) en el año 1087, donde se encuentran hoy y de donde proviene el nombre popular de "San Nicolás de Bari".
Es Patrono de los niños, de los marineros (a quienes salvó de una tempestad) y de los prestamistas.
San Pedro Pascual fue un obispo español de la Orden de Nuestra Señora de la Merced.
Fue capturado y, tras negarse a renegar de su fe, fue decapitado por los musulmanes. Se le recuerda por su heroica caridad y su trabajo pastoral entre los cautivos.
Santa Asela fue una virgen romana que se consagró su vida al Señor desde la juventud, practicando la penitencia, el ayuno y una delicada caridad hacia los pobres.
Fue una cercana colaboradora de San Jerónimo, dedicando su tiempo al estudio de la Biblia y a honrar las reliquias de los mártires en Roma.