11/26/2025 12:03:00 a. m.
El 26 de noviembre, la Iglesia Católica centra su celebración en cuatro figuras importantes: San Silvestre Gozzolini, un abad fundador; San Leonardo de Porto Maurizio, un influyente predicador; y los visionarios Beato Santiago Alberione y S. Siricio, Papa.
San Silvestre (1177-1267) nació en una familia rica de Italia, pero prefirió estudiar Teología en lugar del Derecho que su padre deseaba.
Luego de enfrentarse a su familia y a su obispo, y tras asistir al funeral de un pariente, tuvo una revelación sobre la brevedad de la vida.
Decidió seguir el llamado de Jesús y se retiró como ermitaño y con el tiempo, él fundó una nueva comunidad monástica, adoptando la Regla de San Benito.
Es el patrono e intercesor de la Congregación Benedictina de los Silvestrinos, la orden que fundó.
San Leonardo, fraile franciscano, dedicó su vida a predicar el amor infinito y la misericordia de Cristo en Italia.
Su gran legado fue la difusión del rezo del Vía Crucis (las Estaciones de la Cruz), promoviendo su instalación en iglesias. Por su fervor, fue nombrado Patrono de los misioneros en los países católicos.
El Beato Santiago Alberione (beatificado en 1989) fue el gran visionario detrás de la Familia Paulina.
Su gran mérito fue ser pionero en el uso de las comunicaciones sociales (prensa, radio, cine y medios modernos) para difundir el Evangelio.
Es el patrono de la evangelización a través de los medios de comunicación social y protector de los miembros de la Familia Paulina.
San Siricio fue elegido como Papa en el año 384 y trabajó estrechamente con San Ambrosio de Milán.
Históricamente, se le considera uno de los primeros papas en afirmar la autoridad principal de la sede de Roma sobre las demás iglesias y en usar el título formal de "Papa" para referirse a su cargo.