Camionazo en Barobampo: Recuerdan con misa a las 38 víctimas; ya son 20 años de la tragedia

11/15/2025 07:53:00 p. m.

Entre rezos, flores y lágrimas, familiares y amigos conmemoraron el 20 aniversario del "camionazo" de Barobampo, una de las peores tragedias viales en la historia de Ahome.

En el mismo sitio donde el 15 de noviembre de 2005 un camión de pasajeros chocó contra una pipa de amoniaco, hoy se celebró una misa

solemne para recordar a las 38 personas, en su mayoría pasajeros, que perdieron la vida.

"El dolor sigue intacto": La misa en la 'curva de la muerte'

El recuerdo de la tragedia sigue vivo y el dolor palpable. La tarde de este sábado las faldas de los cerros en la carretera México 15, cerca del poblado 7, recibieron a decenas de personas que acudieron a la cita anual con sus seres queridos.


Justo en la pronunciada curva donde hoy yace un altar permanente, se ofició la ceremonia religiosa.

El sacerdote de la Iglesia de Santo Niño de la Salud de Los Mochis, frente a familiares y amigos visiblemente conmovidos, recordó la tragedia como una profunda herida que no cierra en la región, pero llamó a los presentes a encontrar consuelo en la fe y en el recuerdo vivo de los ausentes.

El momento más emotivo de la tarde fue cuando se pasó lista, nombrando en voz alta a cada una de las 38 víctimas. Al escuchar el nombre de su familiar, los asistentes respondían "presente" entre sollozos, reafirmando que, pese a los 20 años transcurridos, su memoria perdura.

La tragedia que enlutó a Ahome hace 20 años

Los hechos ocurrieron la tarde-noche del 15 de noviembre de 2005. Un camión de pasajeros de los conocidos como "rositas" chocó contra una pipa que cargaba amoniaco y sobrevino la tragedia, muriendo la mayoría asfixiados por el peligroso gas.


 

El saldo inicial fue de 33 personas fallecidas en el sitio; sin embargo, en los días posteriores, la cifra oficial se elevó a 38 muertos.

Un memorial que perdura entre flores y veladoras

Al finalizar la misa de este 20 aniversario, los familiares, como es tradición, renovaron las flores y encendieron veladoras en el altar que se erige a un costado de la carretera.

 


El sitio del accidente se ha convertido en un santuario de facto, un punto de dolor, pero también de encuentro. Para quienes perdieron a sus padres, hermanos e hijos en ese autobús, el dolor de la ausencia no disminuye, pero la conmemoración anual es una forma de mantener viva su memoria y de honrar a quienes salieron de casa ese día y nunca regresaron.

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