México | 08/07/2025 04:19:00 p. m. | Víctor Acosta
Un video que circula en redes sociales ha sorprendido a internautas por mostrar a un hombre que, aparentemente, “habla” con cocodrilos y logra que estos se acerquen como si entendieran sus indicaciones.
La grabación fue compartida por la página de Facebook “Chilpancingo Prensa” bajo el título “Hombre le habla a los cocodrilos y le obedecen”, y en cuestión de horas ha generado miles de reproducciones, reacciones y comentarios.
En las imágenes se observa a un hombre de pie, cerca de un cuerpo de agua, emitiendo sonidos peculiares en dirección a varios cocodrilos que flotan a pocos metros de distancia. Sorprendentemente, los reptiles comienzan a avanzar hacia él de forma ordenada, como si respondieran a una orden específica. El momento ha causado asombro y debate entre los usuarios.
Mientras algunos espectadores califican la escena como un ejemplo de “comunicación” entre humanos y animales, otros señalan que no se trata de ningún tipo de lenguaje especial. En los comentarios, varios internautas aseguran que los cocodrilos simplemente reaccionan al sonido porque lo asocian con la llegada de alimento, algo habitual en sitios donde estos animales están acostumbrados a recibir comida de visitantes o cuidadores.
Expertos en fauna silvestre han explicado en otras ocasiones que los cocodrilos poseen un agudo sentido del oído y son capaces de reconocer patrones de sonido, sobre todo cuando los relacionan con experiencias previas, como la alimentación. Sin embargo, advierten que esto no implica una “obediencia” en el sentido humano del término, sino una respuesta condicionada.
El video, más allá de la explicación científica, ha despertado la curiosidad del público y se ha convertido en un fenómeno viral, alimentando la eterna fascinación que generan los encuentros cercanos con depredadores tan imponentes como los cocodrilos.
Por ahora, se desconoce el lugar exacto donde fue grabada la escena, pero autoridades y especialistas insisten en mantener siempre una distancia segura y evitar cualquier interacción directa con ellos, por más “obedientes” que parezcan.