México | 06/05/2025 07:51:00 a. m. | Adriana Ochoa
El ajo, un ingrediente esencial en cocinas de todo el mundo, no solo aporta sabor y aroma a los platillos, sino que también es considerado un poderoso aliado de la salud.
Conocido científicamente como Allium sativum, este bulbo ha sido utilizado durante siglos en la medicina tradicional por sus múltiples propiedades curativas, muchas de las cuales han sido respaldadas por estudios científicos.
Crudo, el ajo tiene un sabor picante y penetrante que puede resultar fuerte para algunos paladares, pero al cocinarse adquiere un perfil más suave y dulce. Más allá de lo culinario, su riqueza en compuestos bioactivos como la alicina responsable de su característico olor le otorga propiedades antimicrobianas, antioxidantes y cardiovasculares.
Además, el ajo es fuente de vitaminas del grupo B, vitamina C, manganeso, selenio y compuestos de azufre, nutrientes que refuerzan su valor terapéutico.
Entre los principales beneficios del ajo destacan los siguientes:
Antimicrobiano natural: Sus compuestos combaten bacterias, virus y hongos, ayudando al cuerpo a luchar contra infecciones.
Antiinflamatorio: Puede aliviar enfermedades inflamatorias como la artritis gracias a sus compuestos bioactivos.
Protector cardiovascular: Contribuye a reducir el colesterol “malo” (LDL), los triglicéridos y la presión arterial, reduciendo así el riesgo de enfermedades cardíacas.
Antioxidante: Neutraliza los radicales libres, disminuyendo el estrés oxidativo y previniendo enfermedades crónicas.
Inmunoestimulante: Refuerza el sistema inmunológico, ayudando a prevenir enfermedades comunes como la gripe.
Anticoagulante: Ayuda a prevenir la formación de coágulos sanguíneos, beneficiando a quienes tienen riesgo de trombosis.
Mejora la digestión: Promueve un equilibrio saludable de la flora intestinal y combate bacterias dañinas en el sistema digestivo.
Desintoxicante: Estimula la eliminación de toxinas del cuerpo y protege al hígado.
Expertos recomiendan consumir el ajo crudo para obtener al máximo sus propiedades curativas, ya que la alicina se degrada con el calor. Se sugiere picarlo, triturarlo o machacarlo y dejarlo reposar entre 5 y 10 minutos antes de ingerirlo, para activar sus compuestos.
Algunas formas recomendadas de consumo son:
Crudo en ayunas: Uno o dos dientes diarios pueden mejorar la digestión y fortalecer las defensas.
En infusión: Ajo triturado en agua caliente con limón y miel puede aliviar infecciones respiratorias.
En suplementos: Para quienes no toleran el ajo crudo, existen cápsulas con extracto estabilizado, aunque deben tomarse bajo orientación médica.
En la cocina: Puede añadirse al final de la cocción para evitar que el calor prolongado destruya sus compuestos activos.
En conclusión, el ajo es mucho más que un ingrediente culinario: es un verdadero superalimento con beneficios comprobados para la salud. Incorporarlo de forma moderada y adecuada en la dieta puede ser una manera natural de prevenir enfermedades y fortalecer el organismo.