México | 04/08/2025 07:31:00 a. m. | Adriana Ochoa
Durante años, algunas razas de perros han sido etiquetadas como agresivas o peligrosas. Sin embargo, expertos en comportamiento animal y amantes de los perros coinciden en que esa percepción muchas veces no refleja la verdadera naturaleza de estos animales.
La conducta de un perro depende en gran medida de su crianza, educación y socialización, más que de su raza.
A continuación, te presentamos algunas razas comúnmente señaladas como peligrosas, pero que pueden ser excelentes compañeros si se les brinda un entorno adecuado desde cachorros.
Esta raza ha sido una de las más estigmatizadas. No obstante, los pitbulls son animales leales, afectuosos y llenos de energía. Cuando se les educa con amor y se les entrena adecuadamente, pueden ser tan sociables y cariñosos como cualquier otra raza.
Conocidos por su tamaño y fuerza, los rottweilers pueden parecer intimidantes. Pero detrás de esa apariencia imponente, se esconden perros equilibrados, protectores y afectuosos, especialmente cuando se les socializa desde temprana edad.
Los doberman destacan por su inteligencia y sentido de protección. Aunque suelen utilizarse como perros guardianes, con una correcta educación pueden ser extremadamente sociables, fieles y cariñosos con su familia.
Pese a su gran tamaño y expresión seria, el bullmastiff es una raza tranquila y paciente. Se caracteriza por su instinto protector y suele llevarse muy bien con los niños si se le cría en un ambiente familiar.
Musculosos y juguetones, los bóxers son una raza ideal para convivir con niños. Son perros muy leales, afectuosos y activos, por lo que necesitan actividad física constante. Su carácter amigable los convierte en excelentes mascotas familiares.
De cuerpo compacto y fuerte, esta raza es muy energética y sociable. Aunque algunos los catalogan como peligrosos, lo cierto es que con una buena socialización pueden ser amigables, juguetones y excelentes compañeros para familias activas.
En todos los casos, los especialistas recalcan que el comportamiento agresivo en un perro no es una característica inherente de su raza, sino el resultado de una mala socialización o entrenamiento. La clave está en brindarles un entorno saludable, amoroso y con límites claros desde temprana edad.