Sinaloa | 10/17/2023 06:47:00 p. m. | Osmar Zavala
En el año 1983, un conjunto escultórico tomó su lugar en el cruce del bulevar Jiquilpan y la calle Gabriel Leyva, en el corazón de Los Mochis, este conjunto, obra del escultor Joaquín Arias Méndez, encapsula el espíritu romántico, soñador, utópico y aventurero de los habitantes de esta ciudad.
Se trata de la icónica representación de Don Quijote y Sancho Panza, montados en Rocinante y Rucio, mientras mantienen lo que parece ser una amena conversación.
De acuerdo a información recabada, se relaciona con Albert Kymsey Owen, un visionario especialista en vías férreas que, en 1873, reportó el descubrimiento de la Bahía de Topolobampo, mismo que doce años después inició la construcción del Ferrocarril Chihuahua al Pacífico, poniendo esta región del noroeste de México en el mapa global.
Juntos, representan el espíritu arraigado en los habitantes de Los Mochis, así como a Benjamin F. Johnston, seguidor de la visión de Owen y figura clave en la explotación de los recursos naturales del Valle del Fuerte, convirtiéndolo en un ícono de la producción de caña de azúcar.
Este monumental fue un regalo a Los Mochis por parte del entonces gobernador de Sinaloa, Antonio Toledo Corro.
El patronato encargado de llevar a cabo esta obra estuvo formado por destacados ciudadanos, cuyos nombres están inscritos en una placa de bronce en el lugar.
El escultor detrás de esta obra maestra, Joaquín Arias Méndez, nació en Ixtlahuaca, Estado de México, en 1913 y además de esta escultura, también dejó su huella en otra monumental obra: La Virgen del Valle, ubicada en el Cerro de La Memoria, como un tributo a la comunidad católica del templo de Fátima.