Sinaloa | Norte
Don Alfonso Morales celebra un siglo de vida, es de los más longevos de Sinaloa
El pasado 30 de octubre don Alfonso cumplió un siglo de vida y lo festejó a lo grande con su familia en El Évano, Angostura.

Con barbacoa, pastel, banda y una gran reunión familiar, Don Alfonso Morales García celebró su cumpleaños número 100, convirtiéndose en uno de los hombres más longevos del norte de Sinaloa.
Gran historia:
Nacido el 30 de octubre de 1925 en El Ébano, una pequeña comunidad del municipio de Angostura, Sinaloa. Don Alfonso ha sido testigo de un siglo entero de historia, trabajo y tradiciones sinaloenses.
Viudo desde hace 41 años, recuerda con cariño a su esposa, con quien formó una gran familia que hoy lo llena de orgullo: cinco hijos dos mujeres y tres hombres, once nietos y catorce bisnietos.
"Estoy muy contento, gracias a Dios y a mi familia que me hizo esta fiesta", compartió con una sonrisa el festejado, mientras la banda entonaba los primeros acordes de "Las Mañanitas".
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Desde temprano comenzó la celebración:
- En la mañana, una banda local llegó hasta su casa para alegrarle con dos horas de música.
Pero el gran festejo inició el jueves por la tarde, cuando la familia Morales se reunió para celebrar sus cien años de vida con todo el sabor sinaloense: barbacoa, risas, pastel, abrazos y música de banda que no paró desde las cinco hasta las diez de la noche.
Aunque ya no baila tanto como antes, Don Alfonso no resistió la invitación de su nieta Marisol, quien viajó desde Los Mochis solo para acompañarlo en este día tan especial. "Bailó una canción conmigo, fue la única, pero estaba muy contento", contó ella emocionada.

Una vida de trabajo y mar
La historia de Don Alfonso está marcada por el esfuerzo y la constancia. A los 15 años se convirtió en ejidatario y obtuvo sus primeras parcelas, donde trabajó por décadas en la pizca de algodón.
También fue ayudante de albañil, pescador de tiburón y cocinero en barcos que recorrieron el mar de Cortés, desde Bahía de Kino hasta Guaymas, experiencias que recuerda con nostalgia.
Además, tenía un pasatiempo muy particular: tocar la viruela, un instrumento de cuerda similar a la guitarra, que solía animar las reuniones familiares y las tardes de descanso tras largas jornadas de trabajo.
El orgullo de una familia y un pueblo
En su fiesta no faltaron las lágrimas, las anécdotas ni las fotografías para el recuerdo. Dos de sus hijos no pudieron asistir, pero estuvieron presentes en llamadas y mensajes que conmovieron al cumpleañero. "Gracias a todos los que vinieron, y a los que no, también los quiero mucho", dijo Don Alfonso con voz firme.
Para los vecinos de El Ébano, Don Alfonso no solo es un símbolo de longevidad, sino un ejemplo de vida sencilla, trabajo duro y amor por su tierra. Su historia es la de muchos sinaloenses que crecieron entre el campo, el mar y la música.
Con el corazón lleno de gratitud, Don Alfonso apagó las velas de su pastel número cien rodeado de risas, abrazos y acordes de banda. Y aunque los años pesan, su espíritu sigue firme, con la mirada brillante y la alegría intacta.
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