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Los jornaleros de Sinaloa también sufren, es una lucha por sobrevivir

Aseguran que aunque son de diferentes orígenes, en los campos agrícolas son iguales, los tratan y les pagan igual y laboran en las mismas condiciones.

Ernesto Torres
15/03/23

Los jornaleros de Sinaloa también sufren, es una lucha por sobrevivir

FOTO: Ernesto Torres.

Aunque mucho se habla de los abusos o las malas condiciones en las que laboran los jornaleros de origen indígena, que la mayor parte de sus vidas están lejos de sus familias, en busca de un mejor futuro, dentro de su mismo país, donde, incluso, en ocasiones son explotados, también hay trabajadores del campo sinaloense que sufren y viven un viacrucis para busca el pan de cada día.

Tal es el caso de Samuel, un joven que desde niño ha trabajado en el campo junto a su familia y aunque la economía de sus padres no es cien por ciento de las pizcas, cada temporada representa la oportunidad de «juntar un dinero extra para solventar algunos gastos o pagos pendientes», labor a la que entra él, su hermana y sus padres.

«La gente local también trabajamos como jornaleros, nos levantamos temprano y hacemos el lonche, nos preparamos los burritos con huevo o machaca, para lo que alcance. Depende la temporada, nos pagan por lo que hacemos, a veces es sueldo base de 200 pesos y otras veces por lo que hacemos. Pero hay gente aquí en El Fuerte que viene desde Choix a trabajar; la misma necesidad te hace madrugar y salir fuera de tu municipio a buscarle a la vida», señaló el joven.


Comentó que hay personas del mismo municipio de El Fuerte que también se van en busca de mejor trabajo o más pagado a otras partes, como, Sonora, en donde los contratan para la pizca de chile o tomate, pero agregó que hay quienes solamente esperan la temporada del arándano, ahí en El Fuerte, ya que es un trabajo «muy bien pagado aquí en El Fuerte», en donde contratan miles de personas y en la temporada es común ver a miles de jornaleros en los campos de arándano.

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Asegura que lo triste es ver a personas de diferentes edades, trasladarse muchas horas para poder trabajar una jornada, estar fuera de sus casas de sol a sol y dormir en el camino, porque es una forma de sobrevivir, de buscarle a la vida.

«Me ha tocado que viene gente a trabajar de los límites con Chihuahua o de Sonora a trabajar en el arándano, trabajan sus 8 horas y se regresan y solamente duermen 3, se duermen en el camino porque nomás llegan a sus casas a hacer el lonche para acostarse un ratito a descansar y regresarse de nuevo a trabajar. Es una lucha, hay gente que solamente de eso vive, hay personas de la tercera edad que la misma necesidad los obliga a madrugar a viajar horas para trabajar una jornada como trabajadores del campo», narró el trabajador del campo.


Señala que en ocasiones en algunos campos agrícolas no existen las horas extras, los beneficios o la seguridad social, pero la necesidad es tanta que deben aceptar el trabajo. Y detalla que aun cuando la pasan mejor que jornaleros que vienen de otras partes del país, finalmente, todos en los campos agrícolas son jornaleros y todos están en las mismas condiciones, con el mismo trato y salario.

Y es que según el censo agropecuario realizado en noviembre del 2022 del INEGI, sobre la encuesta nacional agropecuaria, de un 23.3 % de terrenos agrícolas de riego del país, el 5.5 % corresponde a Sinaloa, y mencionar que del total de la mano de obra del sector agropecuario en la entidad federativa, 14.6 % no recibe un sueldo o salario, pues la mayoría es familiar de la o del productor, mientras que unidades de producción que contratan jornaleras y jornaleros en Sinaloa lo hacen, en promedio, por 82 días, con siete horas de labores diarias.

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En contra parte, los jornaleros agrícolas que llegan a Sinaloa para trabajar en los campos de siembras cada temporada, hay dos versiones, los que se dicen explotados con bajos sueldos, como lo fue expuesto recientemente el caso de jornaleros del Campo 35, Ahome.

Pero también, ahí mismo están otros jornaleros que tienen otra cara de la moneda, que se dicen contentos con su lugar de trabajo, no solo porque aseguran que reciben buen trato y salario justo, sino porque están «mejor que en sus comunidades».

Como el caso de Bernabé Cruz, un trabajador del campo, originario de Guachochi, Chihuahua, quien tiene 38 años de edad, pero desde los 12 años sus padres lo traían al Campo 35, en donde ellos laboraban y se quedaban en cuarterías – las casas construidas para los jornaleros agrícolas de otras regiones del país—, propiedad de una agrícola que emplea a más de 250 jornaleros, actualmente cosechando papa.

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Hoy, a sus 38 años, está convencido que en Sinaloa puede tener una mejor calidad de vida para la que ahora es su familia, esposa e hijos, pues cada temporada regresa con los suyos, como ahora que están en el Campo 35, junto a 8 familiares.

Asegura que año con año regresa porque le va bien y lo dice «si no, ya no viniera», aunque reconoce que muchos ya no regresan no solo de la sierra tarahumara, sino de otros estados, porque no les gusta el trabajo en el campo.

«Otros años había estado un poco bajo el sueldo, pero ahorita ya de perdida subió, ya no están pagando los 300 diarios, cuando es por el diario de 8 horas. Cuando no sale por contrato, nos pagan diario los 300 pesos. Cuando es contrato, nos pagan lo que salió más arriba de los 300, conviene más, pero eso nomas cuando hay mucho trabajo para terminar más luego», dijo el jornalero.


Asegura que en Sinaloa tienen mejor sueldo que en su natal, Guachochi, pues aunado a la falta de empleo, los salarios apenas alcanzan los 100 pesos, muy por debajo del salario minino y lo previsto por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.

Pues según, luego de que en el 2015 explotaran jornaleros y jornaleras en el Valle de San Quintínm, Baja Califoria, en exigencia de un sueldo de 300 pesos diarios, otras partes del país se unieron al reclamo y 5 años después, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) fijó un sueldo para el sector de 160.19 pesos por jornada.

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Lo anterior, para los estados que integran la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas, entre ellos Sinaloa; organización que agrupa a 50 mil personas y de donde un 40% son mujeres.

Y es que pese a que las condiciones han mejorado, para muchos trabajadores del campo son aún todavía mejor que en sus lugares de origen, como lo narra Bernabé.

«La mayoría de los que venimos de Guachochi, antes de empezar la temporada, nos dicen si vamos a venir y nos mandan el pasaje para que nosotros vengamos y por eso estamos aquí, siempre estamos en contacto. Por eso nos paga el pasaje y no nos cobra nada, por eso venimos con él, aparte a nosotros nos conviene porque allá no tenemos trabajo y lo más que nos pueden pagar son 100 pesos, por eso nos venimos para ganar más y aparte temprano terminamos».


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