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Antonio Orózco cumple 51 años como bombero en Mazatlán y va por más

>Narra que el día del bombero le vienen recuerdo a su mente de todo lo que han pasado las corporaciones y a las dificultades a las que se han enfrentado para lograr equiparse y prepararse profesionalmente.

Antonio Orózco cumple 51 años como bombero en Mazatlán y va por más

En el año de 1971, Antonio Enrique Orózco se acercó por primera vez a lo que sería la profesión que dedicaría su vida entera, ser bombero;  hoy después de 51 años es uno de los bomberos con mayor trayectoria en el puerto y orgulloso fundador de las corporaciones Bomberos Veteranos Mazatlán.

Para Antonio Enrique, comandante de Bomberos Veteranos Mazatlán, El Castillo y Villa Unión, ser parte de la corporación desde hace 51 años ha sido un gran reto en su vida; ya que su mayor compromiso es ayudar a las personas en situaciones de emergencia. 

«Es una satisfacción muy grande, llegar a cumplir 50 años sirviendo a una comunidad es algo grande, la verdad sí me siento muy satisfecho, sobre todo porque son muchas cosas las que pasan dentro de la Bomberos».

Sobre su experiencia y qué fue lo que lo orilló a involucrarse, aseguró que desde su corta edad se interesó en esta actividad; por tal motivo, se acercó a la corporación haciendo «mandados» a los elementos voluntarios, y fue así, como hasta este día asume su responsabilidad como comandante.

«Yo desde muy chico me la pasaba en la estación de ahí del Palacio Municipal, les traía tortas y refrescos a los bomberos, lo hacía porque me daban chance de ver la televisión. Yo ya traía el gusanito de los bomberos, y aquí me quedé. Yo entré a bomberos Mazatlán en el año de 1971, fue cuando se inauguró la estación de Bomberos Gabriel Leiva, y de ahí para acá son 51 años dentro de la corporación», narró Antonio Enrique.

Platicó que en el año de 1971 cuando fueron sus inicios dentro de la corporación, en Bomberos Veteranos Mazatlán no contaban con las herramientas y equipamiento necesario para realizar los trabajos; sin embargo, hoy en día y a través de donaciones ya tienen equipo adecuado para realizar e intervenir ante cualquier situación.

«Siempre ha habido carencias y necesidad pero por aquellos años la verdad tuvimos unas cuestiones y cosas que no teníamos, y que deseábamos, hubo una donación por parte de alcoholes para comprar esas quijadas, y no llegaban. No teníamos casi nada, teníamos un tanque de cadena, con eso hacíamos maravillas, porque era muy resistente. Ahora ya contamos con quijadas de la vida, un equipo más actualizado a lo que teníamos antes», apuntó.

Ahora desde otra trinchera

A sus 78 años de edad, Antonio Enrique Orózco reconoce que ser bombero da dichas, pero también se vive con incertidumbre, pues una ves que salen de sus hogares no tienen la certeza de si van a regresar con vida; pese a ello, seguirá coordinando y capacitando.

«El consejo que les damos es que hay que seguir estudiando, hay que seguir preparándose porque esa es la base para que en un futuro estén bien capacitados. A como estamos viendo las cosas ahorita, el bombero tiene que tener todos sus estudios para que pueda desempeñar la capacitación que se les está pidiendo»

El ser bombero implica responsabilidad, capacitación constante, trabajo en equipo, además de la incertidumbre de saber si después de un largo día de trabajo y de atender un siniestro regresarán a casa; sin embargo, por el hecho de servir a la sociedad, es una una labor que deja grandes experiencias y satisfacciones.

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