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Emerge por sequía el "Paraíso perdido" en la presa Miguel Hidalgo

El historiador, Ernesto Parra Flores señala que, siete pueblos de El Fuerte y 29 de Choix quedaron sepultados bajo el agua de la presa Miguel Hidalgo, los habitantes de esa región jamás imaginaron que serían evacuados de su hogar y obligados a asentarse muy lejos de la tierra que los vio nacer.

Emerge por sequía el Paraíso perdido en la presa Miguel Hidalgo

FOTOS: Martín Ruiz

Los Mochis, Sin.-  En 1955 culminó la construcción de la presa Miguel Hidalgo ( El Mahone), ubicada a 12 kilómetros al norte de la cabecera municipal de El Fuerte, Sinaloa, como medio para el control de avenidas y evitar inundaciones, para abrir superficie de riego agrícola y generación de energía eléctrica, la cuenca es de 35 mil km² y abarca las zonas de Durango, Chihuahua, Sinaloa y Sonora. 

El historiador, Ernesto Parra Flores señala que, siete pueblos de El Fuerte y 29 de Choix quedaron sepultados bajo el agua de la presa Miguel Hidalgo, los habitantes de esa región jamás imaginaron que serían evacuados de su hogar y obligados a asentarse muy lejos de la tierra que los vio nacer.  

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“Estaban a un lado del río y pues iban a quedar en medio del vaso de la presa, al ponerse la cortina llegó el día que les dijeron, señores ya tiempo de que se salgan, a cada uno les pagaron sus casas, unos eran ejidatarios, otros eran comuneros, otros eran particulares que tenían sus ranchos, tuvieron que salir todas las familias, 2 mil pesos les dieron para que construyeran su nueva casa en Juan José Ríos, Cortines, Corerepe y Valle del Carrizo, también les otorgaron 10 hectáreas de riego”, reveló. 

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José Alfonso Reyes Corrales tenía 20 años cuando el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines los obligó a abandonar su hogar ubicado en El Pajarito, cerca de San José del Toro, no vio el momento en que su casa fue destruida, pero tiempo después tuvo la oportunidad de regresar.

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“Una vez cuando estaba trabajando en la Red Mayor y fue cuando vi los escombros y los mezquites secos, porque ya había estado el agua ahí, estaban todavía los corrales de la casa, paredes, pero en sí eran escombros”.

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¿Qué sintió cuando vio todo eso? 

“Muy feo, muy feo”.

Ernesto Parra Flores reconoció que la construcción de la presa Miguel Hidalgo significó progreso, pero muchos olvidan el dolor y el destierro de cientos de familias; sin embargo, con la sequía que afecta a Sinaloa, surge la tradición de visitar los viejos panteones donde emergen las tumbas untadas de lama y las cruces erosionadas, que aún conservan en sus epitafios los nombres de aquellos muertos que no pudieron ser exhumados.

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“Cuantas cosas emotivas tuvieron, toda su historia quedó allí sepultada en el agua y no tener la oportunidad de volver, sino que aprovechando estas circunstancias de la sequía que bajan los niveles, viene a ver los vestigios, aquí estaba mi casa, aquí nací, aquí me enamore, aquí quedó mi papá”, indicó. 

José Alfonso Reyes, tuvo que dejar su hogar, al momento de partir fue a despedirse de su madre, con el corazón roto, sin casa, ni pueblo, obligado a asentarse en Juan José Ríos y luchar por construir un futuro. A sus 85 años atesora en su memoria aquellos paisajes, personas, historias y momentos, que no volverán. 

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“Mi madre murió en enero y a nosotros nos venimos en junio, ya no pude sacarla, sí volví yo, pero ya me dijeron que no se podía”. 

“Yo creo que no se puede sentir más feo que dejar el lugar de uno, no puede haber otra cosa”, puntualizó.




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